Valentia Fosca nace!


Al lector:

No es menester querer promover una actividad tan poco lucrativa y didactica como la escritura. Lo hacemos como última voluntad. Antes de que todos acabemos carbonizados por la mugre que habita en la capital del Turia. Como huímos de ella en pos de un bienestar fetén, no vemos mejor elección que antrincherarnos en la red y ser profanos en nuestra tierra. A través de nuestros personajes crearemos un submundo oculto. Carecemos de mala voluntad; pero no somos testigos mudos, más bien somos declarantes que denuncian su malestar. Somos un poco hijos de puta.



miércoles, 30 de diciembre de 2009

Lalas Civa Santa. EL REGALO DE NAVIDAD.

Se lo he comprado.
Lo que oyes.
No podía aguantar más.

Sí, he ido sola.

Por la Calle Turia hay varias, sí al lado del videoclub V.O.

Que va, el dependiente era muy simpático. Y Guapo.

Los habían de diferentes tamaños y me ha estado aconsejando.

Como podrás imaginar me he puesto a cien. Joder.

Le he preguntado que si podía probarlos y me ha dicho: mujer, es poco higiénico.
Entonces se le ha ocurrido algo.

¿Que va a ser, sino?

Pues, claro, me ha hecho pasar al almacen, y joder, te puedo asegurar que su polla era de la talla más grande.

Me ha dicho: si esto te cabe te tendrás que llevar la XXL.

Pues, bien, muy bien.

No, que va, no me ha hecho daño. Ya sabes, desde que voy a pilates, he conseguido dominar a voluntad las paredes de mi útero y se acopla perfectamente al tamaño que se me pone por delante.

Mujer, pues es una ventaja, porque te da igual que las pollas sean grandes o pequeñas. Como ya sabes que tu útero se va a acoplar, disfrutas con todo y lo haces como más relajada. Que es de lo que se trata, ¿no?

Pues mujer porque una cosa es acoplarse a la sorpresa que siempre hay detrás de un paquete y otra cosa es poder elegir.

Imagínate que pudiésemos verle el paquete al tío antes de llevárnoslo a casa para follárnoslos.

Exacto, no necesitaríamos tantas clases de pilates.

Pero, como eso no es posible, pues, ya sabes. Cada noche que te llevas a alguien a casa es como jugar a la ruleta de la fortuna.

Claro, claro que está el chismorreo entre amigas. Por supuesto, para eso están las amigas. Si son buenas siempre podrás disponer de una información privilegiada.

Claro, como yo.

Por supuesto que eres mi mejor amiga.
¿Cómo que cómo ha sido? Pues lo que te he dicho, hemos ido al almacén y como llevaba pantalones, me los he bajado todo lo que he podido. He sacado el culo para afuera, arqueando al máximo la espalda. Me he agarrado de un armario o de unas tuberías que habían por allí y me he dejado hacer.

Mujer, ya me conoces, a mí ha sido metérmela por detrás y correrme.

He estado esperando un rato, para ver si él se corría también, pero, supongo que por estar en el trabajo le costaba llegar.

Menos mal que al final ha aparecido un cliente y ha tenido que parar. No te quiero contar cómo ha salido a atender, parecía una olla a presión.

Me ha dicho, espera que vuelvo, pero yo tenía bastante, me he vestido y he salido.

He cogido el consolador, tamaño XXL, se lo he pagado, le he dejado algo de propina y me he ido antes de pudiese decir ni mu.

¿Cómo que no es un regalo de navidad?
Es el mejor regalo de Navidad. El mejor.

Ojalá se le hubiese ocurrido a Elmir, pero, después del chasco del año pasado, no me arriesgo.

Sí, vale, no es mi pareja, pero, joder, follamos juntos, bastantes veces al año, ¿no? Y conoce bien mis gustos sexuales. Y además va a ser mi acompañante en la fiesta de fin de año del Ateneo, ¿no? Pues por eso es un regalo perfecto. Lo va a entender a la perfección. En cuanto lo vea le van a entrar ganas de utilizarlo y se va a poner cachondo, que es cuando más me gusta Elmir. Ya sabes que si se pone hablar, se me pone un dolor de cabeza insoportable. Él cuando es bueno de verdad es follando. Por eso he pensado en este complemento. Para que no se distraiga.

No, el camarero resultó ser un obseso de las vaginas. Le encantaba comérmela, y es verdad que el primer día dije: Bingo. Pero, después de una semana teniéndolo amorrado al coño cuando follábamos ya no sabía si las gotas que me bajaban por los muslos cuando iba a mear eran de sudor o de saliva. En fin que le di puerta.

Claro que hay hombres obsesionados con chupar coños. Más de los que crees.

¿Qué me dices, nunca te ha tocado uno? Eso lo vamos a solucionar este fin de año. Como que me llamo Lalas que lo solucionamos. Pero, luego no te eches para atrás, si te presento a Lolo, has de saber que te va a dejar los labios inferiores brillantes, como no lo has tenido nunca.

Por cierto, también te he comprado uno a ti.
Talla mini, no te preocupes.

Un beso.
Nos vemos esta noche.

Ivan Blanco. LA MUJER SILENCIOSA..Parte I

Hace un par de semanas apareció una mujer en mi casa. Apareció de la nada más silenciosa desde algún lugar de mi hogar, con una maleta y varias bolsas. Se instaló en la habitación contigua sin mediar palabra. Me ordenó todo lo que había allí y creó espacio donde no lo había. No se como lo hizo, pero aprovechó los metros cuadrados de una forma espectacular. Es muy ordenada. Consiguió amontonar los montones de montones, en apenas unos pocos metros cuadrados. Le dio un aire clásico a la habitación convirtiendo aquella mesa que se moría del asco, en una simpática señorita de madera que soportaba libros ordenados según tamaño. Yo le sugerí que lo hiciera por autores. Pero no me hizo caso. Bueno , ni siquiera me habla. Siendo franco, llevo conviviendo un mes con ella y todavía no hemos tenido una conversación.

La primera vez que la vi, se encontraba en el pasillo. No dijo nada. Cogió con sumo cuidado sus pertenencias y empezó a fabricar su espacio. De hecho, tenemos nuestras propias áreas de la casa “debidamente asignadas” aunque las sobrepasamos con frecuencia, ya que ella para tender, necesita obligatoriamente pasar por mi área del comedor. No importa, al contrario, me gusta. La verdad es que ella me gusta. No se lo he dicho, pero confío en que no hace falta. No le he pedido ninguna explicación desde que llegó y creó su espacio. Entiendo que sabe que no me molesta. Y si a mi no me ha dicho nada ( si... porque no habla, pero la realidad es que ella no ha negado nada ), entiendo el silencio como una aceptación firme. Por lo tanto la aceptación es mutua. Es mutua y silenciosa.

Las tres primeras semanas me las pasé intentando tener una conversación con ella. Y nada. Simplemente le preguntaba por su nombre o del por qué de su visita, o por cómo había aparecido allí. A veces me pregunto si realmente entró por la puerta o se creó como un espacio sideral en medio del pasillo. Una especie de explosión molecular de partículas humanas ( que deben de habitar en mi hogar, una mezcla de espermatozoides mios deprimidos y hormonas solteronas que olvidaron su espíritu de mujeres honestas y se lo dejaron allí ) que eclosionando conjuntamente a una velocidad invisible, fuera capaz de formar un ángel con una canon de belleza a mi parecer perfecto. Una belleza perfecta para mi . Tal y como a mi me gusta la belleza en las mujeres. Y respeto su silencio, no me importa. Respeto su silencio porque me gusta su compañía. Ella es muy respetuosa. A veces la veo mirar tras la ventana, donde inmigrantes y genios del ruido de la calle practican su habitual forma de vida: transitar las calles de Orriols. Observa con misterio, como si estuviera viendo un espectáculo asombroso. No sonríe, nunca la he visto reír, pero cuando mira a través de la ventana, su cara genera una mueca muy particular que se asemeja a un presuntuoso gesto de felicidad que a su vez, provoca una ligera sonrisa diminuta , sobre todo en su labio inferior. Concretamente, su labio inferior se desplaza con mucha lentitud hacia la derecha ( suya ) , mientras que el otro extremo parpadea y con una lentitud meticulosa, se desliza hacia la izquierda, entonces las mejillas estiran esa boca de labios tenues hacia atrás y sólo en esos momentos aparece esa mueca. Y la casa como si de una frágil bombilla a la que le cuesta encenderse se tratase, se ilumina en esos instantes.

Come muy poco, a veces le dejo leche y algún dulce en su mesilla de noche. Sólo entro a su cuarto con esa premisa. No sé lo que guarda en los cajones, porque ropa tiene poca. Yo sé que se bebe la leche, y también que se come los dulces. Nunca lo hace delante mio, siempre cuando no estoy o cuando ella está sola en su habitación. No tiene fotos en su habitación. Es como si no tuviera pasado. La verdad que no tiene tampoco presente y de su futuro, por lo que a mi respecta, preferiría no intervenir. Sería muy osado por mi parte atreverme a viajar en tal aventura. Me tiene a mi. Y a veces creo que es demasiado. Y sobretodo lo que tiene es misterio. Y eso a mi me atrae, me permite caer en unos submundos de lo más agradables que son totalmente desconocidos para una alma solitaria como la mía. Siento compañía. Incluso le hablo sin cesar y le cuento mis problemas y mis alegrías, mis necesidades y mis satisfacciones, le hablo de mi y de mi entorno, de mis miedos y mis secretos. Lo sabe todo de mi. Incluso le cuento aquellas cosas que jamás contamos a nadie, ni siquiera a nuestras personas de mayor confianza. Pues yo todo eso, lo revelo. Atestiguo contra mi mismo sin sentirme culpable y me castigo junto a ella cuando así creo que debo hacerlo. Vomito mi alma en cada uno de esos momentos. Berreo con total libertad. Y eso me hace sentirme bien . Ella en cambio, ni gesticula. A veces ni siquiera me mira cuando estoy en pleno apogeo dramático. Otras veces me mira con la mirada perdida, y parece hacer ademán de querer decirme algo. Y nada.

Continuará..

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Elmir J. Siniestro. INFLEXIÓN PARTE IV: Nexus

Nexus

Mis manos anestesiadas, mi carácter adormecido pero al mismo tiempo impulsivo, sangre de acero fluyendo por mis venas a gran velocidad, incluso los leucocitos chocan contra los glóbulos rojos ya que los blancos se han declarado en huelga y no moverán un dedo hasta que se resuelva el caos dentro de mi cuerpo. El intenso ambiente me hace sudar, pero es un sudor frío , hierático , casi impasible, pero consigo mover los dedos y los brazos, también mis ojos y mis cejas, mi estómago siente un vacío amargo , Pastor mueve la cabeza incesantemente y Lolo ha desarrollado un “tick” que consiste en rascarse el cuello después de pronunciar cada palabra , como si tuviera urticaria, como si cada palabra significara un desespero, una enorme consecuencia de una molestia producida por el mundo , por el Raya Blanca, por el estigma de una noche alargada hasta la ansiedad , como el desánimo de los hombres y el estruendo de la música, es esa provocación , es la misma , una enorme fábula donde el espacio es algo imaginativo y las esquinas adoptan formas oblicuas, las palabras cuestan de pronunciar y el sonido es perfectamente perceptible por mis ojos: puedo ver al sonido antes de que llegue a mis oídos, veo las ondas , como se acercan lentamente con su forma acampanada y su velocidad compleja, pues están apunto de perforar el orificio de mi oreja del que ahora no recuerdo su nombre, y Pastor,...amigo Pastor...¿¿qué coño dices ??...no consigo lograr captar ese vínculo que unen a dos personas con tantas ganas de comunicación, es como este párrafo abarrotado de comas y sin tiempo para la reflexión, es la velocidad por la velocidad , siendo quizás tan rápida la extenuante bravura de este caos , que la información que arriba, es capaz de ser vista a cámara lenta, pues todo lo que le rodea, todo lo que pasa, quizás por en el estado en el que estamos , se anticipa y es tan rápida que consigue ver a través del tiempo y uno se siente pro una vez, diminuto e inservible.

Me cuesta asimilar todas las palabras que quiero decir al mismo tiempo, ..se me cruza la m con la p sin sentido, quiero decir,…pero espera que no he dicho nada aún, ¿..porque no pedim…pedimmmm…..pedimmmmos algo pa ara beber…?...nnnnn nnno esqueuqierahablarrápidodeporsi,….he …e…esque Pastor….acumulo tanta información en mi mente y tanta información mientras tu estás contándole a Lolo algo que te pasó , ..que necesito que pares y que se imponga el relax,….esssssssss que se me acumulan las palabra.. .s….sss ..seseo….. y debo de poner en orden…. todoloquequieroexpresar, ….primero pondré orden en mi mente , por inercia suelto el verbo como adelanto de loo….lo …que voy a decir, … a ver,….primero y por coherencia : el árticulo, ..luego me sale un adverbio , ..que además no tiene sentido,..lo he escondido, ¡¡¡Adverbio!!!: ¡¡no es tu turno todavía ¡!!,..luego eee. nommm nommm nombre ….ahí..nocorrasmucho quesino el árticulo no t t tepuede seguir….y …¿ahora que??....así!!..déjame Pastor, ..déjame….el verbo …si el verbo …y luego el complemento directo,…pero el hijo puta del indirecto se me ha adelantado…cacaca….casi..lo logro…bueno que se vaya….buscaré otro complemento indirecto que quiera salir y ser vehículo de expresión ,…..Pa ….Pa….Pastor…¿que coño pasa?....¿¿y que cojones está haciendo este complemento circunstancial aquí???..¡ A ¡!..si...ahora lo entiendo todo,...¡¡¡la circunstancia!!!...es eso...nadamás. De sobra sé lo que ocurre, pero Lolo, dame fuego y cállate un momento. ¿Puedo hablar ?, ...La fidelidad es la virtud más delicada ...Las letras de esa frase entran en mi mente, entran por mis ojos y por mis orejas. Entran por la nariz y por la boca, saben a menta fresca y a algo parecido al queso azul , pero más pastoso. Ffffffiiii....fffff......¿¿fidelidad??,....¿por qué dices eso Pastor?...¿¿¿dudas de mi fidelidad??....es espeso y vagabundo....que color más rancio tiene el Raya Blanca. Las caras, ....eso ..las caras se parecen a máscaras, porque como no mueven los músculos, .....nn...nnn.....vvvvii..vi..vi...vi...virrrr...tud ....¿¿delicada??....¿no soy yo y mi virtud delicada?..delicado...yo delicado y mi virtud ...eso..delicada....muy delicada....

Me siento y cierro los ojos. No se oye la música.

Me cuesta conseguir acercarme el bocata a la boca. Entiendo que estamos en la mesa y que estamos almorzando. Pero no me llega el bocadillo a la boca. ¿ Y si abro la boca? Voy a intentar abrir la boca todo lo que pueda , A ver A ..A....A.....AAAAA........A. No llego. Joder. Parece que tenga unas pesas en los codos y que éstas por su peso, ¡que pesadez!, me impidan acercarme las manos a la boca. Ta ta ta tartamudeoaún....La lengua azul, Pastor tiene la lengua azúl. Lo huelo pero no llego a tocarlo con los labios. Está tierno. Dejo el bocata en el plato , y tumbo mi cara sobre el bocata, y así empiezo a despedazarlo... como si fuese un perro que relame y muerde un hueso bien tierno . Está delicioso. Es increíble. La corteza y la parte superficial del pan es difícil de comerla en esta posición.

Después de tres horas y de un apetitoso almuerzo, somos ya conscientes de que el Nexus ha bajado bastante, aunque sigo teniendo esa pesadez, consigo coger un taxi que me lleve a casa. De camino, me vislumbro por el retrovisor del conductor ( que por cierto lleva colgando un especie de amuleto junto con un cristo...) consigo ver reflejado mi rostro, que no es otro que el de una calavera andante con ganas de descanar y de pasar página . ¿ Qué habrá sido de la de la falda azúl?, ..¿ Y de Joselu??, el recuerdo de la noche se esfuma entre la enorme luz del sol de Valencia, que ya yace y se recrea por el rio Turia, iluminando a corredores matutinos y ciclistas apasionados, que escapan de esta vida haciendo deporte. Es una buena elección,pero alguien debe de hacer el trabajo sucio en esta ciudad. Mañana llamaré a Lalas, seguro que tiene ganas de follar.


Fin.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Lalas Civa Santa. LA PERGOLA

El camarero se acerca a mí, me mira de esa manera que a veces te miran los hombres, no sé si calificarlo de sucia u obscena, la mirada.

Desde hace un rato, él, el cocinero y otro de los camareros se asoman desde la ventana para mirarme. Desenlazo mis piernas, el camarero se para, mira hacia atrás, y las vuelvo a cruzar, sigue su camino, pasa por delante de mí, me dedica una sonrisa tan grande como su cara. Yo apenas muevo levemente la comisura de mis labios. Cojo una servilleta y me seco una gota de agua con gas que se había quedado en suspensión. Me reclino ligeramente sobre el respaldo. Me vuelvo a poner las gafas de sol.

Frente a mí el cauce del río Turia hierve. Miles de piernas musculadas se tensan y destensan al ritmo de respiraciones desiguales.
No me he puesto medias y el sol calienta mi piel. La Alameda está hoy poco transitada, sin embargo la Pérgola está llena.
Algunos padres de familia con sus hijos se toman una cerveza y un aperitivo. Algunas señoras mayores toman el sol con sus sombreros nuevos. Algunos jóvenes extranjeros del norte, en pantalones cortos y camisa de tirantes, sonríen sorprendidos de que el sol aún tenga tanto peso en sus vidas a principios de noviembre.

Llevo media hora esperándola cuando la veo cruzar el puente del Real. Va pasada, se le nota al andar, desde lejos, da pequeños pasos dubitativos cuando llega al borde de la acera. Está a punto de cruzar el último paso de peatones.
Me aprieto con fuerza contra el respaldo. Me da un beso en la boca y lo primero que me susurra al oído es: tía, no llevas bragas. Al oirla mencionar estas palabras un escalofrío de placer recorre mi espalda. Siéntate, le digo. ¿Puedes?
Se levanta las gafas de sol y me mira con aire desafiante. Aún tengo cuerda para rato, me dice.

Nada más sentarse el camarero le pregunta qué quiere tomar. Se pide un Gin Tónic.
Lalas, que bien te veo, me dice.
Le respondo, te queda bien ese tinte nuevo. Ir de pelirroja siempre te ha favorecido.
Eso creía yo ayer cuando salí de casa, que me iba a comer el mundo, pero, mira, al final la noche se ha quedado rara.
Mujer, pareces habértelo pasado bastante bien.
El camarero deja el Gin Tónic sobre la mesa. Se queda embobado mirándome.
Me dice, ¿quieres tomar algo más? Esta consumición corre a cuenta de la casa.
Lo miro de arriba abajo. Es un chico unos diez años más joven que yo. Se le presiente una constitución atlética.
Le pregunto, ¿te pasas muchas horas en el gimnasio?
Más quisiera yo, el curro de camarero deja poco tiempo libre, pero intento ir todos los días, al menos media hora.
Tráeme un Martini, y ponme dos aceitunas, por favor.

¿Te lo estás ligando?
No tengo plan para esta noche, me apetece pegarme un revolcón con alguien joven y enérgico. Ya sabes, pasar una de esas noches que más que follar lo que haces es gimnasia.
Te entiendo.

¿Cómo va el curro?
No me hables, va de mal en peor. Están a punto de despedir a la mitad de la plantilla. Yo incluida, claro. Primero el ERE y ahora a la puta calle.
Deberías aprovechar para sacarte una oposición.
Pues, no te creas, me lo estoy pensando.
¿De verdad? ¿Tú estudiando para opositar? No me vengas con historias.
Como que no te venga con historias, tú te puedes follar al primer camarero que te sonríe porque no llevas bragas y yo no voy a poder opositar, no jodas.
Pasa un camión de bomberos con su sirena ensordecedora a todo volumen. El camarero sonriente me trae el martini. Mi amiga coge su bolso y saca del neceser un chivato de plástico.
Se chupa el dedo, lo unta de polvo transparente y le da un trago al cubata.

Si que está cargadito el Gin Tónic.
¿Has visto a ese chico francés?
¿Cómo sabes que es francés?
Con esa pinta sólo puede ser francés. Además, ¿quién puede pedir un vino rosado con hielo en esta ciudad, a estas horas de la mañana, sin ser francés?
Nos está mirando,
Te está mirando a ti.
¿A mí?
Mi amiga saca un espejito del bolso. Se mira. Se arregla el pelo. Se retoca los labios. Le echa un vistazo completo y directo al francés.
Si que es extraño tomarse un vino rosado con hielo a estas horas de la mañana.
El chico francés brinda a nuestra salud.
Nosotras le correspondemos alzando nuestros vasos.

Mi amiga vuelve coger el bolso y saca un paquete de tabaco de liar.
¿Has vuelto a fumar?
Con todo el tema del curro, estoy de los nervios. De hecho si salí ayer era para ver si me calmaba un poco. Ya sabes. Vas a la peluquería, te pones guapa, quedas con Elmir J. Siniestro para ir a hacerle una visita a Joselu's,
te pasas por el Raya Blanca, te encuentras con tu exnovio, vuelves a caer y echas un polvo con él en el water, con el culo en pompa, rápidito y pasada de rosca. Se te vuelve a correr dentro sin condón. Tú, hace tiempo que te tomas las pastillas anticonceptivas sólo para prevenir estos encuentros fortuitos. Él te vuelve a decir, mira, estamos en un momento de transición, es mejor que salgas con otros hombres. Me cago en la puta, otros hombres. Como si fuera tan fácil dejar de fumar.

Elmir J. Siniestro.INFLEXIÓN:PARTE III – EL RAYA BLANCA.

Caigo en las profundidades de Ruzafa. El hastío se vuelve constante y las posibilidades de follar se multiplican por un número que , maldita sea, es menor que cero. La puerta se abrió con una lentitud acorde con el ruido crujiente que suelen generar las puertas antiguas de las casas de barrios antiguos. Son poco confiadas las personas que abren la puerta de cualquier after que se precie. Es normal, YO por ejemplo, no abriría a alguien como a YO.

Al mismo tiempo que la puerta se va abriendo lentamente, aparece de la oscuridad el rostro blanquecino de una mujer que abre la puerta del Raya Blanca . Una mujer que ronda ya los cuarenta y tantos y que sostiene un pasado que se inició en el final de la época “rutera“ de mediados de los noventa. No ha podido despegarse del ambiente crápula, y ahora, consume su aproximación a los cincuenta en este after que le permite seguir manteniéndose en una linea que contiene ( pese a su finura ) un engendro repleto de droga, música máquina y aroma nocturno . Lleva unos vaqueros sucios y una camisa que promociona una gasolinera que a su vez promociona a un piloto de coches o de motos, ahora mismo no lo sé.

Me deja pasar la mujer. A al izquierda del local, junto a un pilar, diviso a Pastor Migra. Lleva un cerveza en la mano ; sólo bebe cerveza y es capaz de beber litros y litros sin emborracharse. Lo puedes ver alicaído o con los ojos cerrados, pero nunca tambaleándose , fumando , con su pelo largo y su barba extensa, con su compañero de lucha y fatiga ( Lolo ) y con su particular gesto de interrogante que se le aparece en la cara cuando a altas horas de la madrugada el cansancio le está librando una batalla entre un almuerzo en el bar del mercado de Ruzafa o una visita al Horno de los Borrachos. Tiene hambre. No sabes si se ríe o es que piensa. Tiene una cara muy particular mi amigo Pastor Migra. Nació en Benimaclet, y allí desarrolló toda su persona entre gitanos ( si, los que antes vivían en Benimaclet ) , cómics , literatura, porno y juegos de rol. Estudió Arquitectura y allí se pasó la friolera de catorce años. Yo no he conocido a nadie que acabara su carrera en catorce años….Dios mio, catorce años en el Poli… Y ahí está, tranquilo, muy tranquilo... en medio de la tempestad del Raya Blanca.


Pastor ha empezado a contarme como ha ido su noche hoy, no han hecho mucho, han acabado en el Excuse me? , han bailado garaje y no se han comido una mierda. Esa última información, en realidad , es el primer motivo de su estancia en el Raya Blanca. Pero hay una cosa que me inquieta , y es la repetitiva mirada que Pastor dedica a los personajes que están jugando al billar. Al final del Raya Blanca hay un billar americano, junto al baño. Cuando me acerco por allí parece que la música suene con menos fuerza. Me da la impresión de que la música se asusta frente al espanto que provocan grandes luchadores ( y veteranos ) nocturnos jugando al billar a las siete y media de la mañana. Como si la música se disculpara ante ellos. Esa área regentada por penitentes soñadores tiene la ventajosa aptitud de contener el volumen del sonido como si una mampara transparente la cubriera. Y en ese espacio, el sonido pide perdón. Un área tomada por veteranos guerrilleros que apuran sus últimas horas de un viernes cualquiera, en una Valencia cualquiera, en un espacio que no es sino , un nido de miles de historias, etcétera.

Pastor Migra da su particular visión de lo conseguido esta noche, hace balance de lo bueno y de lo malo, y prosigue con la disertación del rito de El Gran Buscador o el Misionero en busca de vivencia. Rito que se realiza tras un hallazgo importante logrado durante la noche:

He estudiado durante todos estos años una característica muy peculiar a la vez que reiterativa:

Cuando acudas al baño en lugares donde hayan personajes con clara actitud tóxica, ves al baño después de ellos. Nada más salir los personajes , ya debes estar preparado. En la puta cola del baño. No hace falta ni disimular ni parecer que no. ¿ Qué no?. No . Simplemente estar preparado. Acudes con normalidad y cierras la puerta. La función a desempeñar es la del misionero o buscador , como diría Lolo. La misión: encontrar restos. El por qué: porque los personajes de actitud tóxica suelen olvidar en los lavabos sus pertenencias o en-su-defecto su material de origen desconocido pero ilegal. Si el buscador encuentra algún material, lo deposita en sus bolsillos saliendo acto seguido del baño y dirigiéndose a la salida más cercana. El no-buscador, pondrá atención exhaustiva sobre él o los supuestos pertenecientes del material que el buscador ha encontrado y observará con detenimiento si los antiguos propietarios del material perciben el olvido y optan por acudir al baño en busca de lo extraviado o si por el contrario , siguen su rumbo. Si ocurre lo primero, el buscador en ese momento ya se encuentra a una gran distancia prudente del lugar del hallazgo .Si ocurre lo segundo, es decir, que el que olvida no es consciente de su despiste, la aventura llega a su fin, puesto que se verá finalizada cuando otra persona, ajena al grupo de participantes del juego de El gran buscador , acuda al baño posteriormente a la huída del buscador. Y en ese momento el buscador queda libre de toda sospecha por pura coherencia. Cuando eso ocurre , el no-buscador, llama al buscador para que juntos puedan hacer uso y disfrute del bien adquirido en equipo. El buscador, encuentra y huye. El no-buscador , vigilia y disipa dudas.

Amigos: Hoy hemos tenido un gran hallazgo . Y debido a la visita de nuestro querido Elmir, vamos a compartir los frutos recogidos durante la noche de hoy. Amigos mios, aquí tienen el premio a la constancia y a la vigilia crápula. Compañeros aquí tenemos: Nexus.


Continuará...

martes, 13 de octubre de 2009

Lalas Civa Santa

"Picadilly"




Recibo un sms hacia las cinco de la madrugada. Una vez más el puto Elmir J. Siniestro quiere que me junte con él en el Picadilly. Por supuesto no le contesto. Me levanto del bidé y me seco el coño, perdón los genitales, me he tenido que pasar más de media hora sentada para que saliese todo el esperma del puto pringao que me acabo de tirar: Menudo manantial, menos mal que pude refrenar las ganas que me entraron de que se me corriese en la puta garganta. Me ahoga, si se me corre en la garganta, el tío me ahoga. No, no tenía la polla grande, pero, los huevos los tenía bien cargados, por lo menos para un par de cañonazos.

Pobre pringao, lo he visto entrar y he sabido que esa polla iba a ser mía. No ha tenido tiempo ni de mirar al resto de las tías que había en el bar, ese que hay por la calle caballeros, cerca del teatro Talía. En cuanto se ha apoyado en la barra me he acercado a él y le he sonreído. Me quería invitar a un copa, pero, hacia las dos ya iba bastante cocida y lo único que me interesaba era que me metiese su polla lo más pronto posible.

A veces, hay que aguantar más de lo que a una le gustaría para que se la follen, tener que soportar toda esa parafernalia de: te invito a una copa, en qué trabajas... joder, pero si tengo las bragas mojadas desde que acabé la cena, el camarero del restaurante chic de la calle alta me había puesto a cien. Eso y el vino. Ah, el vino me pierde. Menos mal que el camarero no me ha echado ni una mirada, sino, me lo follo en el cuarto de baño. Menudo cuarto de baño el del restaurante ese, espejos por todas partes. Entre los espejos, el vino y verme el coño reflejado enfrente, como no me iba a poner cachonda. Mientras meaba, me he metido la mano por el sujetador y he empezado a acariciarme el pezón. No lo he podido evitar, me he sacado la teta y he empezado a chupármela, la otra mano, que estaba apoyada en uno de los espejos laterales, ha ido directa a mi muslo derecho. Ha empezado a apretar con fuerza a la vez que avanzaba hacia mi entrepierna. He empezado a pensar en el camarero, pero el camarero no estaba solo, con él estaba alguien más, no sé si era la otra camarera o si era el pinche de cocina. Bueno, qué me importa mí, el caso, es que ahí habían más de dos personas, contándome a mí, claro, y todas estaban empeñadas en tocarme por todos lados, en que les comiese la polla, las tetas, el coño. Cuando me he querido dar cuenta mis dedos estaban frotando mi clítoris con tal contundencia que no he podido evitar correrme con un chorro que ha salpicado el espejo de enfrente. Ostia que gusto. Me he levantado, me he subido las bragas, subido el vestido y me he arreglado el pelo, el rímel y me he dado algo de pintalabios. He abierto el grifo para refrescarme un poco la nuca. En ese momento he notado que mi coño seguía goteando. Sentir ese flujo cálido me ha reconfortado y a pesar de lo que podía creer, me ha vuelto a poner cachonda.

Total que me he sentado en la mesa para acabar con el segundo plato, he visto de nuevo al camarero y he sabido que estaba igual que al principio. Fuera de mí. Ya en ese momento el puto Elmir J. Siniestro ha empezado a bombardearme con los sms. Pero, he pensado, esta noche, Elmir, te vas a joder, me parece que esta noche te tendrás que buscar otro plan, yo tengo el coño demasiado caliente como para esperar hasta las cinco de la mañana y encontrarme contigo medio zumbado y sin poder articular palabra en el Picadilly. Necesito algo mucho antes, sin duda, mucho antes.

Mis compañeros de trabajo me preguntan que si me encuentro bien. Claro, me he pasado en el cuarto de baño casi 20 minutos. Les digo que no me encuentro demasiado bien, que en cuanto acabe la cena volveré a casa. Por supuesto miento como una bellaca. Lo único que quiero, tal y como me he puesto, es deshacerme de ellos e ir a cualquier bar donde nadie me conozca. Esta noche sé perfectamente lo que quiero y desde luego lo que quiero no es continuar con la plasta de la gente del curro. Por supuesto cuando nos despedimos Juan se me ofrece para llevarme a casa, pero, por supuesto, no me voy a tirar a Juan, y en esos momentos en lo único que estaba pensando es en tirarme a Juan, o a cualquiera, vamos que le digo a Juan que muchas gracias pero que prefiero volver a casa andando.

Voy caminando sola por la calle Alta y noto que mi vestido, con apenas frotar mis piernas, hace que se me ponga la carne de gallina. No creo que haya mayor satisfacción en el mundo que andar por la calle completamente cachonda sintiendo que cualquiera que te roza podría ser quien te la metiera. Es más ese pensamiento me pone más y más cachonda. La calle caballeros llena de gente, de guiris, sobre todo de italianos y franceses, todos ellos para mí, todos y cada uno de ellos para mí.

No había andado ni quinientos metros cuando entré en ese bar que he dicho antes. Eran casi la una y cuarto. Me siento en la barra y me pido un cubata. Hago tiempo. Estoy buscando algo concreto. No quiero un polvo ligero. Quiero que el que me folle sienta que su alma va en ello. Quiero a alguien que se le note en la cara que no folla desde hace meses, alguien que me convierta en una virgen, alguien, que me folle no solo una, sino varias veces, alguien que me santifique, que me ensalce por haberle dado algo que para mí es tan fácil de dar... Espero, y espero, me bebo un par de cubatas, y toda espera tiene recompensa. Entra un grupo de tíos. Él anda un poco rezagado, como fuera de lugar, como pensando qué hago yo aquí, debería estar salvando el mundo, o algo así. Ese es mi hombre. Ese va a ser mi hombre esta noche.

Como he contado antes, estuve más de media hora hasta que se me vació el coño de esperma. Cuando salí del baño él me dijo: ¿te vas? ¿Me das tu móvil? Menos mal que ya estaba vestida y que no le dio tiempo a reaccionar cuando cogí mis cosas y salí de allí. Cuando quiso darse cuenta ya estaba bajando por el ascensor.

En la calle noté que me escocía el coño. Normal. El tipo estaba en plena forma, en algún momento pensé que me iba a sacar la polla por la boca. Mmm, qué buena elección, con lo años una aprende a elegir bien las presas, a saber dónde encontrar lo que una busca.

Delante del portal sopla una brisa fresca, es otoño, me apretujo con la chaqueta. Me pongo a andar. Busco una parada de taxi. Por favor, lléveme a la plaza del ayuntamiento. Cuando llegamos, pago y me pongo a andar en dirección al Picadilly. En la puerta un tío se me acerca y me ofrece algo de coca, un pitillo, un poco de ketamina. A mí las drogas me la traen floja. Lo que me interesa es el sexo. Le digo que voy servida. Es totalmente cierto. Estoy totalmente servida. Me doy la vuelta y me encamino hacia casa. Antes paso por el Nou Pernil Dolç. Es un lugar de peregrinación. Para el resto de los mortales está cerrado, pero para mí no. Entro. Me siento en la barra y pido un último chupito. Necesito encontrar el punto antes de meterme en la cama.

Elmir J. Siniestro.

Inflexión parte II. Europa ya no resiste.



No.


Así de seco y hueco sonó . La de la falda azul giró su cabeza y se dirigió hacia el piso de arriba. Allí acudí . No para seguir a la de la falda azul, sino para descargar el líquido ingerido durante toda la noche.

Las escaleras desembocan en una zona que sirve de entrada a un área repleta de mesas y taburetes “mini” donde la gente puede compartir ( supongo ) sus conocimientos y experiencias entre el estruendo musical . Rotando tu cuerpo ciento ochenta grados y comunicando al mismo tiempo a tu tronco que ya puede seguir a tus piernas, te adentras al pasillo cuya desembocadura se divide en dos vertientes: a la derecha el cuarto de baño y a la izquierda la región donde acuden los triunfadores sexuales.

El cuarto de baño está repleto de personajes variopintos que no desprenden precisamente un estado saludable. Los rostros de los personajes que acuden al baño a esas horas tienen una perspectiva diferente. Es una perspectiva oblicua que se funde en un pozo aparentemente sin fondo. Allí conozco a un tal “Joselu” que me ofrece cristal a muy buen precio, pero mis ansias de orinar podían frente a la exquisitez química. La muchedumbre allí acoplada y en fila como esperando un gran acontecimiento no daba opción a desintoxicar mi intestino delgado, pues Joselu parecía estar teniendo una buena noche y su centro de operaciones radicaba precisamente en el aseo del féretro. Me desplacé hacia un lado para dejar pasar al rebaño de individuos que salían del servicio como si se tratase de una reunión secreta prohibida por la Ertzanta. Conseguí vislumbrar ese escenario obsceno que se recrea en uno de los rincones más singulares ( sin contar aquel mini espacio que poseía el “Nou Pernil Dolç” ) que contiene la ciudad del Turia . Es el espacio donde suben los que tienen poco que dialogar y mucho que degustar. Está repleto de parejas que en grupo, comparten su amor utilizando el gran sofá que allí se aposenta y que tiene forma de “u”. En él consiguen adornarse así mismos con su amor erótico y de paso, ver al mismo tiempo como los demás hacen lo idéntico y quizá ( ¿por qué no? ), competir en una emocionante carrera en la que el ganador será la pareja que complete su peripecia sexual introductoria y pase por fin, al peldaño siguiente que se sitúa detrás de todo empecinamiento genital: la fornicación. Parecen Dionisos desesperados en una ambición apocalíptica del deseo carnal, ya que besan, acarician y tocan con tal brutalidad, que parece que el holocausto final está cerca y que el tiempo corre en su contra, pues el deseo despiadado con esa furia sólo puede tener su origen en los antiguos griegos , quienes ( supongo ) se sentirán pioneros ( desde donde sea que estén ) de tal trifulca hormonal. Yo me sentiría pionero, no sé ellos.

Lo consigo. Me he arrastrado entre ese olor incómodo y sórdido del baño. He cogido fuerzas y las he puesto dirección hacia la salida. Sergi se debe haber ido con aquella chica. O lo que es lo mismo: soledad y destierro ahora que nadie me respalda.

Las casualidades de la vida provocan que exista alguien como Pastor Migra.

Y despierta Roma. Se ha parado la música. Cae el soldado a manos de un gigante vestido de traje que ha aparecido de forma fugaz del fondo tenebroso y burbujeante. El gigante con mirada evasiva y sin apenas molestar, fabrica un gesto arqueando las cejas que se transforma por reciprocidad en un ligero zig-zageo que a su vez, recae en la parte inferior del cuello. El proceso finaliza en una delicada sonrisa que trasmite respeto. Modera sus movimientos y agudiza la mirada por si alguien escupe al “dj”. Brazos sobre la cintura, cabeza erguida y espalda de acero. Controla todo y a todos. Incluso tiene tiempo de echar una ojeada a la jovencita que está cogiendo el bolso. Vuelve a mirar al centro de la pista. Y ahora si. Brazo extendido, mirada asesina y don dictatorial: TODOS FUERA.

Las casualidades de la vida provocan que exista alguien como Pastor Migra.

No veo. No veo nada. Mierda: el Sol. Me acomodo en la pared en la que la sombra ya ha hecho acto de presencia y allí medito.

Las casualidades de la vida provocan que haya recibido un mensaje de Pastor Migra.

En él pone: RAYA BLANCA, Mejor, lo pone con espacio entre cada letra, asi: R A Y A B L A N C A. Y en mayúsculas. Eso significa que Pastor se encuentra en uno de los mayores antros de esta ciudad situado en las profundidades de un barrio con historia como el de Ruzafa: El Raya Blanca.

Cuando por fin soy consciente de que mi espíritu me acompaña, asumo la pérdida de tiempo ( o no ) que ha significado haber sobrepasado el punto de inflexión de la noche. No hay más. Lo intenté.

Puedo observar a unos erasmus que acaban de salir del féretro. Ahí están, riéndose y disfrutando del placer nocturno del coraje mediterráneo. Cómo disfrutan los europeos de nuestra forma de vida. Quien lo diría . Me gustaría ver la cara de aquellos que defendían a principios del siglo pasado eso de “Que vientos o ventarrones de Europa despierten al pueblo español de su ignorancia...” .Nada, puta mierda. Si es Europa quien se quiere españolizar. Cómo disfrutan. Y si además conocen a Joselu, mejor. Aquella generación que lloró la pérdida de nuestro gran imperio y qué murió desilusionada porque la muchedumbre española era incapaz de adaptarse a los iconos culturales de Europa, ahora alucinarían. Aquellos que sintieron frustración porque nuestro territorio no adquiriría la agudeza europeísta.. Al final, ...nada, ...puta mierda. Europa demanda Joselu´s y Joselu´s aquí tenemos un montón. Lo hemos conseguido. Al final no será necesario darles por el culo con Lorca, Cervantes o Gómez de la Serna. Joselu y su cristal a un magnifico precio nos es suficiente. Volveremos a imperar en el mundo. ¿Qué mayor imperio puede ser un lugar en el que todo el mundo desea desahogar libremente y sin impunidad sus impúdicas perversiones? Llegamos a la conclusión a la sombra de Embajador Vich número siete. A la saturación musical, llegaremos más tarde. A la mierda, mañana. ¡Alas!, alas necesito para volar y llegar a Ruzafa...

Recorro Embajador Vich entre prostíbulos habitados por ex jugadores de fútbol , periodistas de Canal 9 y perseguidores de lo viciado. Apresuro por Rinconada Federico García Sanchiz. Y ahí está... El Palacio Marqués de Dos Aguas. Que belleza. Y que extraño. Dos grandes figuras humanas esculpidas para le eternidad que representan al Jucar y al Turia. El primero olvidado y el segundo vacío. Hay que joderse. Curioso. En apenas pocos metros cuadrados encontramos el pasado, presente y futuro de la ciudad de Valencia. Una adolescencia con inclinaciones hacia el rococó y que ahora en su madurez se flagela con putas del este, modernismo barato y como compañero inseparable y consejero cultural tiene al omnipresente Joselu. Todos creían que iba a ser una gran ciudad y mira tú en lo que se ha convertido. Su máxima aspiración cultural ahora mismo aspira ( si si ...aspira ) a conocer como cortar el cristal de “buenri” del Joselu.. Y su futuro está vacío, como su río.

Continuará...

lunes, 21 de septiembre de 2009

Gregor Sánchez.

Ron y myolastan.


Ron y myolastan. Hay que joderse con las riendas que uno gasta para domesticar la noche. Y luego esto de salir a elucubrar por la calles. Esas ideas de parir literatura bajo la fórmula del simple paseo. Esto no se hace, canallas. ¿Jugar a la literatura? Es nuestra manera de hinchar el pecho de cadáveres... Eso es lo que somos. Algo triturado por esta ciudad que nos vomita a la intemperie. Y uno se encuentra entonces tambaleándose por Cavallers, sin haber bebido ni un trago adicional a lo oficialmente establecido. Sí, Cavallers o Caballeros, tan aguada la calle como el licor que ahora me perturba y me disfraza para que redacte estas palabras. Un travesti. Eso es lo que soy. Siempre me engañáis, joder: será una noche magnífica, sucederán cosas y las escribiremos. ¿Qué coño va a pasar en una ciudad que se viste con burka? Una ciudad más musulmana que Argel o su puta madre. En fin. Decía Cavallers: cuatro gatos y dos ovejas. Negras, negrísimas. Nosotros. Descarriados del rebaño y olisqueando flyers en sant Jaume. ¿Picadilly? Sólo drogatas pobres, con olor a una humanidad que conmueve y entristece hasta el euro, un solo euro, que es una lágrima a cambio de una lata de cerveza. ¡Y qué pocas mujeres! ¡Y que tan réplicas todas de la Maredeueta! Mirando hacia abajo y todo, al escote que se les corre hacia el sur como un rímel de poliéster o qué se yo. Empiezo a estar borracho. Neutralizado por el calor y las dudas. ¿La literatura merece esto? ¿Picadilly? No, quizá en la puerta del Radio City... Oh, oh. ¿Estará la DF? Ay, Sergi, tú que duermes y nos sueñas, mira que si la DF sale de allí, tan borracha, con el ansia apretada entre las piernas. Yo le hablaré de ti. Me presentaré como tu escudero y le diré que combates en Flandes, con un escapulario con su rostro adherido al pecho sudoroso. Todo eso. ¡Infalible! Pero no. La DF no. Una vez más no. ¿Dónde coño se habrá metido esta muchacha? Ya ves, ha abandonado tu atchlung, con perdón. O sí, tal vez estaba hace rato y se ha llevado todos los flyers del Picadilly. Porque no queda nada. Sólo un negro vendiendo guru-guru en valenciano. Qué sí, coño. En valenciano. Qué esta ciudad conserva todavía viejos modales que nos reconfortan. Pues nada. A pagar la consumición, el inefable impuesto. Porqué hay escribir. ¿Verdad? Es lo que toca. Para eso hemos abandonado el arrabal marchito y caminado por Sagunto entonando himnos silenciosos de victoria. Y aquí estamos, en el umbral del Picadilly, este puñetero antro que desafina como un Polifemo con faringitis. Adentro, adentro... que la humedad escuece y necesitamos algún chorro de garrafa que nos inspire. ¿10 euros? Su putísima madre. La paga de la semana en esta ruleta rusa. Veamos... la estadística no falla. Tres tíos por cada tía. La posibilidades se sitúan a partir de las cinco de la madrugada. Y son todavía las dos. Existe la posibilidad de tomar apuntes sobre la barra. Pero eso es incitar al odio. Hacerse el interesante bajo estos paisajes sólo conlleva a la contusión y al coágulo. La masculinidad exige unas normas y un cortejo sin demasiadas suntuosidades. La primeras en exigirlo son las damas, que ensayan sus playbacks a la sombra del dj: un tipo escuálido, lívido, que mantiene viva la penumbra con un pop sicodélico. ¿Cómo les vamos a interesar nosotros con esta pinta de secretas o de coleccionistas de comics? Que no. Las tres, las cuatro, las cinco. Hora en que los blancanieves aceptamos nuestro Waterloo y nos alejamos disimuladamente. Con melancolía y con una cierta indignación, como si hubiéramos venido a la ópera y el barítono desentonara. Y luego, claro, llega la filosofía. Que si la ciudad, que si el conservadurismo social, que si desde que nos visitó el Papa la ciudad ya no ha vuelto a ser la misma. En fin. Lo de siempre. Y al pasar por la plaza de la Virgen nos invade esa envidia de psicópatas frente a las parejas que se registran cada pliegue de la carne, con esa impudicia tan elocuente que destila alcohol y deseo. Tristeza. Tristeza por la plaza de Manises y Roters. Ni las pizzerias están abiertas para engañar al hambre, al hambre de verdad. La noche y las palabras finalizan en los bancos de las torres de Serranos. Dos pobres almas que no se atreven a cruzar el río, que es como siempre, a estas horas, una lúgubre laguna Estigia. En la otra orilla no esperan los lechos y los balances. Un material de mínimos para esta narración desganada que os lanzo para cumplir con palabras de honor y con una cierta desinfección literaria para digerir noches tan insignificantes.

Gregor Sánchez

Elmir J. Siniestro.

INFLEXIÓN


Se abrió con ese ruido tan característico la parte inferior de la caja donde se guardan tantos billetes. El hombre estrechó su mano gélida y recibió con seriedad los diez euros que salieron de mi bolsillo . Eran unos euros recién horneados por el único cajero que estaba abierto en la Calle de La Paz. Ese momento clave , que se podría congelar o grabar para la posteridad, supone mi derecho de admisión al Picadilly. Esto nos inculpa. Hemos sobrepasado el punto de inflexión.



Y ahí estamos otra vez. Nos sumergimos tras la puerta de cristal y nos propulsamos hacia las marismas oscuras de este antro. Como si fuéramos almohadillas juguetonas flotando como burbujas que en su interior , a priori vacio, llevan sus penas consigo. Destilamos nuestra esencia dentro del féretro gigante. Un féretro que está enterrado en pleno centro de la ciudad. Ahí es donde depositamos toda ( posiblemente única ) esperanza. Es una esperanza fúnebre, porque el punto de inflexión te cobra un precio alto. Se basa ( y seamos realistas ) en UNA BÚSQUEDA( o en ocasiones re-encuentro ) de una mujer que dentro de la asfixia que provoca este sarcófago, esté dispuesta a tener como mínimo una conversación que luego sirva como excusa para intentar por todos los medios satisfacer las necesidades sexuales. Amén. En ocasiones, esa esperanza se convierte en una huída. Acudimos al ataúd porque simplemente y llanamente no podemos ni queremos dormir. Hoy no estamos dispuestos a conformarnos con una simple silueta de algo que pudiera haber sido y no fue. No iremos a casa hoy. Esta noche hemos cruzado el punto de inflexión. Seamos conscientes de que no podemos esperar al Sol afuera. Si no descendiéramos a los avernos calavera y los destellos de la luz solar nos llegaran a tocar; podría derretirse la membrana de nuestros sesos y quedar además ciegos. Preferimos que el Sol, por el momento, no asome su circunferencia iluminada y nos queme las retinas oculares. Nos tiene hartos.


Sergi ya había encontrado una cenicienta a la que presentarse y lanzarle un discurso seguramente apocalíptico y metafísico sobre la existencia humana en un tugurio como el del Picadilly. Le debía ir bien, ya que ella no le quitaba los ojos de la cara y él ya había empezado a gesticular con las manos y a lanzar esa mirada al aire ( el aire “Picadillyano“ es un aire perpetrado y viciado por el humo y si además le sumas el apetito “testosterónico” de las hormonas masculinas que piden paso con tremenda austeridad entre tanto olor humano, la humedad incrustada en cada poro y en cada centímetro cuadrado, el adorno de la música electro-infernal y el olor de ultratumba que provoca el idiota que tengo al lado que no sé porque coño va sin camiseta; podemos deducir e interpretar que rozamos el esperpento marginado y escueto de la cara sucia de la abominable Valencia; sudor, calor, humedad y ganas frustradas de follar unidas en una misma dirección que aspiran a ir juntas de la mano pero que por circunstancias de la estúpida dignidad humana, no llegan a la meta deseada ; olvidarse de uno mismo o morir en el intento.


Ya había visto en el centro de la pista a la de la falda azul . La de la falda azul , llevaba unas gafas negras que le daban un toque extremadamente sexy. Especimenes carnívoros la rodean. La de la falda azul parece que hace un ejercicio de introspección y entre los ligeros movimientos que realiza en el centro de la pista y el espacio que genera los buitres rodeando y merodeando (quizás esperando una oportunidad o una mirada que les sirva de excusa para realizar un ataque desmedido hacía su cuerpo) , me voy posicionando hasta que esté a una distancia lo suficientemente prudente como para no ser del todo visto y ser visto “en un todo” al mismo tiempo. Como si quiero , pero que no quiero. Sí quiero. Sí. Entonces se me ilumina la luz roja que habita dentro de mi y me predispongo a lanzar un ataque sin escrúpulos. Estoy concentrado, borracho y tengo la labia dispuesta para tratar cualquier tema. Ya estoy acostumbrado. Sé hablar de todo y soy capaz de cambiar hasta de ideología y convertirme en un fascistoide por la conquista de la carne humana. Así soy a estas horas: un tremendo animal en busca de solomillo fresco. Puedo cambiar mis firmes principios por un “si”. Así que allá voy. Tengo el apoyo de mis amigos. Los oigo tras mis hombros. Gritan cánticos de guerra , como los Sioux y a ellos se les ha unido Alain Delon, también Pasifae , y demás aguerridos guerreros de la baja sajonia que me encuentro por el camino. Oigo el aliento de Espartaco y como un rayo de luz, aparecen en mi memoria fotogramas que parpadean fragmentos de Sueños de un Seductor. Puedo vislumbrar a Marat y Daltón, a algún Soviet, también a Durruti, los susurros de Mr. Tom Waits, los gritos de Miller alentándome hacía mi tesoro unidos a los delirios de un Bogart que parece ir de Ketamina…Y hacia allí me dirijo. Cada paso se convierte en un alarido enorme. Cada vez que uno de mis pies toca el suelo y se desdobla para avanzar hacia la carne, el Picadilly entero tiembla. Tiemblan los cimientos, se tambalea el edificio y hasta la música sufre mis vibraciones. Cada paso: un alarido. En cada zancada noto el aliento de todos los que me apoyan . Cada paso es una consecuencia del traspaso del punto de inflexión. Cada paso es una engrasada autoestima a diez mil por hora. Y ahí llego, con la perfección de un matemático experimentando en ecuaciones imposibles, con la perseverancia de un Don Juan del siglo XVIII que ostenta un gran vocabulario romántico, como un Mastroniani convencido de que su conquista es cuestión de tiempo, como un regimiento enorme de Visigodos enfurecidos, con textura, esponjoso, pero con cinco o seis cohortes, con la bravura de un bárbaro esperando a la barbaridad. Esto va a ser la puta batalla de Brunete que esta vez no se va a perder....


Hola, ...perdona...¿por casualidad no estarás hambrienta?


Continuará...