Valentia Fosca nace!


Al lector:

No es menester querer promover una actividad tan poco lucrativa y didactica como la escritura. Lo hacemos como última voluntad. Antes de que todos acabemos carbonizados por la mugre que habita en la capital del Turia. Como huímos de ella en pos de un bienestar fetén, no vemos mejor elección que antrincherarnos en la red y ser profanos en nuestra tierra. A través de nuestros personajes crearemos un submundo oculto. Carecemos de mala voluntad; pero no somos testigos mudos, más bien somos declarantes que denuncian su malestar. Somos un poco hijos de puta.



jueves, 1 de julio de 2010

ACTOR UNO: "Galaxia Espiral"

Los extraterrestres estaban preparados para invadir Valencia. Solo faltaba la orden del general para el inicio del ataque y los soldados que abarrotaban la nave espacial la aguardaban expectantes. La espera ya duraba más de veinte minutos y empezaban a inquietarse. El general permanecía callado, mirando al frente.




“¡Me cruzaré en el camino con muchos cíclopes y lestrigones, pues mi alma está llena de ellos -dijo por fin con vehemencia-, en mi alma llevo también al airado Poseidón! ¡Y no podré evitar cruzarme con todos ellos! ¡Pero no les temeré!”



Los soldados no entendieron nada, pero pensaron que era una arenga previa a la ofensiva y gritaron al unísono, como respuesta y llenos de adrenalina, un nervioso y multiforme grito de guerra. Pero no dio tampoco entonces la orden y continuaron otros veinte minutos de pesado silencio hasta que el general volvió a dirigirse a la tropa.



“El verdín -dijo- es lo único importante para mí ahora. Por mucho que intentase dar la orden de ataque, de mi boca solo saldrían palabras sobre el verdín. Mirad, voy a hacer una prueba, voy a intentarlo para que veáis mi buena fe de general atacante”.



Entonces puso el gesto marcial, grave e importante, del extraterrestre que se siente destinado a grandes momentos en la historia de la colonización interplanetaria y dijo dirigiéndose con fuerza a todos:



“¡El verdín ama la lluvia pero también ama el sol, lo cual le suele mantener en una situación de insatisfacción constante! ¡Si vive en las zonas lluviosas norteñas y es verde y vigoroso, lleno de potencial fotosintético, se siente frustrado por la falta constante de luz solar! ¡Los días en que el sol brilla, el verdín norteño se abre por completo, fotosintetiza a raudales, pero no puede disfrutarlo a causa de la ansiedad de saber que pronto terminará lo bueno, que el sol allí dura muy poco! ¡Es una angustia constante y cuando por fin vuelve lo triste y oscuro consigue soportarlo porque es criatura verde valerosa pero el dolor que siente entonces es grandísimo, como si le hubiesen arrancado de golpe toda su capacidad de sentir amor! ¡En cambio, en las zonas del sur, tras una copiosa lluvia, el verde verdín nace ya a pleno sol, es un bendecido, bañado por esa energía desde su nacimiento! ¡Pero pronto el sol seca la tierra y el verdito malvive en la secura, chupando por las noches el rocío como una lengua deshidratada, sin apenas células clorofílicas, quemado por un sol que termina odiando! ¡Aunque no todo es insatisfacción en la tierra para las verdes plantitas ellas, también hay verdinas afortunadas: Las que viven en las zonas cálidas y tienen la alegría del agua de forma constante a su lado! ¡Es el verde de la ribera de los ríos y sobre todo (éste es de todos el más afortunado) el que vive en las casas de los humanos perezosos muy poco cortadores del césped y con sistema de riego automático!”.



Todos le miraron en silencio.



“¿Veis? Os prometo que he intentado dar la orden de ataque, pero como habéis comprobado, de mi boca solo salen palabras sobre el verdín y estaréis pensando confundidos que antes hablé de cíclopes y lestrigones. Pues cuando lo hacía hablaba también de los verdines, aunque lo hacía en metáfora”.



Los extraterrestres son como abejitas. No es que tengan rayas amarillas y negras y alitas y aguijón y se den la posición de las flores los unos a los otros mediante bailecillos, hablo de su comportamiento social: tienen las estructuras sociales muy bien cimentadas y estructuradas. Quizá si todo esto hubiese ocurrido en una nave espacial humana se habría producido un sangriento motín pero los extraterrestres eran disciplinados como animales de panal y seguían siempre a su líder y, de forma natural, llevados por su instinto, se pusieron a cantar, llenos de una especie de borrachera alegre extraterrestre, canciones de amor a lo verde.



Mientras tanto, en Valencia, ajeno a todo, un taxista esperaba nervioso a que una señora terminase de cruzar un paso de cebra. Cuando iba a increparle a causa de su lentitud (porque era un taxista muy increpador de señoras lentas) dijo sin saber por qué: “¡Es el cerebro el que se inventa que el azúcar es dulce y maravilloso! ¡Ya puede saber a mierda, que el cerebro, como lo necesita y quiere que se lo suministremos, nos hará creer que el azúcar es lo mas gracioso en sabor del mundo!”. La señora siguió caminando sin inmutarse mientras pensaba: “Qué extraño me resulta este señor. Pudiendo haber sido la rama de un árbol o tal vez una operación matemática ¿por qué elegiría ser taxista?”

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