Valentia Fosca nace!


Al lector:

No es menester querer promover una actividad tan poco lucrativa y didactica como la escritura. Lo hacemos como última voluntad. Antes de que todos acabemos carbonizados por la mugre que habita en la capital del Turia. Como huímos de ella en pos de un bienestar fetén, no vemos mejor elección que antrincherarnos en la red y ser profanos en nuestra tierra. A través de nuestros personajes crearemos un submundo oculto. Carecemos de mala voluntad; pero no somos testigos mudos, más bien somos declarantes que denuncian su malestar. Somos un poco hijos de puta.



martes, 11 de mayo de 2010

Jacinto Bidagoir: Ensoñación y castigo de Fernando Abril-Martorell.

Conocimos a Jacinto Bidagoir (Cartagena de Indias, 1953) en la puerta de la sala El Loco, cuando intentaba entrar en un concierto de Malatesta Records sin pagar, avalado por un carnet de un club de ocio para discapacitados de manufactura doméstica, que daba derecho “a la entrada y una copa”. Jacinto, que escupió al responsable de la sala antes de ser desalojado no sin alguna violencia, es “uno de los poetas más dotados de la costa Caribe”, según su propia confesión. Hijo del embajador francés en Colombia en los años del bogotazo, ha recorrido diversos países esquilmando a la rama europea de su familia. Llegó a Valencia en 2005, atraído por la inocente munificencia de una joven prima, administrativa en el Instituto Francés. Desde entonces, se ha embarcado en un largo poema épico (titulado La Importancia Estratégica del Mundo Real) que recorre en clave visionaria la historia de Valencia de los últimos 50 años. “Me fascina la alegría mediocre de esta ciudad, su humor risueño e imbécil”. El siguiente poema se inscribe en el Canto V: La Transición.






ENSÓÑACIÓN Y CASTIGO DE FERNANDO ABRIL-MARTORELL

(Talgo Madrid-Valencia de las 13:30, Noviembre 1978)





1.

Contemplo como emerge

el casco de un submarino.



Se cruzan el destello del metal y el de las olas.



Abandono a mis compañeros y desciendo

(en picado)

hasta el muelle.





2.

Hay mucha expectación, sí.

Pero nadie entra.

Fuerzo la escotilla,

que casi se licua entre mis manos.

Soy consciente de mi poder

y asumo mis responsabilidades.





3.

Paloma Serrano me recibe,

hace veinte años que no la veo.

Encadeno argumentos exuberantes

y al poco se me entrega,

como nunca hizo entonces.





4.

“A Marruecos con las amigas

a Cancún con los papás

a Londres con un novio

de Transición”





5.

Repudio a Paloma,

e inmediatamente la culpa

Encadena argumentos más exuberantes

todavía.

Caigo en la cuenta de que,

durante todo este tiempo

Una bisagra eléctrica me iba

Erosionando el hígado.





6.



Despierto sobresaltado:

en el asiento contiguo

Jorge Guillén corrige unas pruebas:

“¡Arrebato de presencia!

Las farolas, la cubierta,

los dibujos del humo,

la nube y la mancha.”



7.



Los dientes de la Estación del Norte

chirrían al desplegarse

como una alfombra de raíles.



Valencia:

la evidencia empírica y el gineceo.



Valencia:

el fondo del llanto alerta.