Valentia Fosca nace!


Al lector:

No es menester querer promover una actividad tan poco lucrativa y didactica como la escritura. Lo hacemos como última voluntad. Antes de que todos acabemos carbonizados por la mugre que habita en la capital del Turia. Como huímos de ella en pos de un bienestar fetén, no vemos mejor elección que antrincherarnos en la red y ser profanos en nuestra tierra. A través de nuestros personajes crearemos un submundo oculto. Carecemos de mala voluntad; pero no somos testigos mudos, más bien somos declarantes que denuncian su malestar. Somos un poco hijos de puta.



jueves, 29 de abril de 2010

Elmir J. Siniestro: Ricardo Costa "vs" Elmir, parte III: "EL RETO"

Silencio....



A lo mejor me he excedido...lo siento....



No pasa nada digo aliviado..



Es que estamos pasando por una situación difícil, y estoy un poco nerviosa....



Ese último comentario salva parte de la batalla ( que no la guerra ) que ha sido perdida. En estos instantes me obligo con cierta falta de ritmo a ser consciente de mi absurda epopeya, pues uno cuando fallece de tal manera como asi yo había fallecido cuando ella DIJO ese No debe de quedarse tendido en el suelo y esperar a que por lo menos el púgil que le ha vencido, haga ademán de ser buen ganador alargando el brazo y estrechando la mano, para que su víctima tendida en la lona, alargue su brazo al mismo tiempo y entre ambos, conseguir que el derrotado aproveche la fuerza que posee el victorioso que además tiene la ventaja de encontrarse de pie , y frente a él; estreche la mano también, y por el contrapeso, conseguir que el derrotado se alce a la misma altura para que una vez en pie , puedan verse cara a cara y asi los adversarios puedan contemplarse fijamente y mímicamente maldecirse o sentir por el contrario, respeto el uno del otro. Bien, aquí primero pasó lo primero, y luego pasó lo segundo. Y allí cara a cara pude verla sonreir. Pues después de tanto fuego, esta derrota poseía cierto sabor agridulce y condescendiente. Cómo debía de estar mirándola para que su cara se enterneciese de tal manera que daba la impresión de que estuviese en presencia de un bebé que había nacido apenas escasas horas. Todavía tiemblo cuando mi memoria recrea una y otra vez esa sonrisa de culpabilidad. Yo acerqué mi mano a su brazo suponiendo que ayudaría a que no tuviese que soportar su malestar sola.



Ha sido culpa mia, me he excedido en mi confianza digo..



Y en ese momento, mientras mi mano estaba en su brazo, tan plácidamente, aparece otra vez más, de la nada, Ricardo.



¿ Ocurre algo ? dice mirándola a ella fijamente.



No, nada sonríe .



Ricardo me mira:



Mira mamón, como me toques los cojones no tendré piedad de ti.



Hijo de perra. ¿ Qué hago ?, ¿ me hago el sensible? ¿ o destruyo al mierda que tengo a mi lado? Si me hago el sensible , gano puntos. Si reviento al tarugo éste, pierdo, definitivamente la batalla: Muerte.




Como te vuelva a ver no quiero imaginarlo..dice el mequetrefe...



¡Ricardo por favor! apacigua ella



¿ Por qué? Digo



¿ Por qué , qué ? dice él.



En ese momento nace una melodía provocada por un ligero silbido que anuncia la gestación de un reto. Una tormenta sangrienta. Un cruce de miradas gélido y potente. Cuerpos entumecidos y claros síntomas de agonía reciproca. Ya cambia la melodía que poco a poco nos va anunciando que el duelo, posiblemente, vaya a suceder en escasos instantes y en esos cruciales momentos, el silbido va modificando su tono. Ahora se encuentra en ese “mi” que precede a un “la” menor y de poca duración, ya que el “re” está desesperado para que esta pegadiza musicalidad termine en un arrebato de odio con olor a muerte. Moriremos por nuestra vanidad



En nuestros actos, existe un sangriento y siniestro por qué, porque ese por qué no es otra cosa que una carta dedicada a nuestros pánicos. Sé honesto y escupe esa brutalidad en tus pesares. Digo para ver como reaccionan.







Ricardo me mira con cara de estupor, ella no ha entendido muy bien lo que quería decir toda esta parrafada, pero creo que le ha encantado, pues he sido delicado, cuidadoso y sensible, y eso me da un gran margen de confianza. Ella se ha dado cuenta de quien es el que más bravura tiene de entre ambos púgiles, de eso no hay duda, o por lo menos quien es el más sutil. Ricardo analiza todo lo que le he dicho, todavía va por la segunda frase del párrafo anterior.





Le debes una disculpa Ricardo, dice ella.



Está bien, siento si te he increpado, siento el mal entendido..



No te preocupes, ha sido un malentendido que sucede en ocasiones que uno nunca desearía, pero que dentro de él mismo, quizá desea que pasen. Su origen es propio de los hombres invertebrados.



Bien, creo que he sido lo bastante delicado para decirle a él que es idiota y encima quedar bien con ella, posiblemente la mejor decisión que podía adoptar.




Nos tenemos que ir , tenemos prisa dice ella.





En esos momentos ella se aleja rápidamente hacia el mostrador para comentar algo de un traje de la semana pasada. Cuando veo que está a una distancia suficientemente lejana para que no pueda escucharme, me acerco a Ricardo que se había quedado más rezagado y apoyándome en su hombro le digo a la oreja:



Mira , atontado de los cojones, si te vuelvo a ver por ahí , te untaré de tal manera que no te va a reconocer ni tu puto padre, largo de aquí o tu vida será un puto infierno. Soy un hijo de puta que te puede amargar hasta los días en los que creas que la vida es cojonuda, pues tu mierda de vida la quemaré, destruiré y mearé como si Poseidón fuera. ¿Sabes quien fue Poseidón capullo? Así que ándate con mucho ojo, porque yo ya he estado en la cárcel, y me apetece volver, porque allí ya daba por culo a niñatos asquerosos como tú y tengo cierta nostalgia que me produce un apetito incontrolable, hijo de puta maldito.



Ella me saluda con la mano y Ricardo blanquecino va aligerando el paso hacia ella. A ambos les está esperando un taxi que está generando tráfico en la pudiente calle Colón.



¿Por qué le habré dicho lo de la cárcel?, ¿ se lo habrá creído?...solo quería que quedara más creíble mi crueldad.¿ Le dirá a ella lo que lo último que le he comentado? Seguro que si se lo dice, ella creerá que él lo es víctima de los celos. Ella nunca le creerá.



Por cierto, ¿ qué precio tiene la corbata? Le pregunto a la huesuda dependienta que no me engañaba, en su día, seguro que iba al Spook.



Si, me dice suavemente, el precio es de 250 euros. Estamos de rebajas.


fin...

No hay comentarios:

Publicar un comentario