Valentia Fosca nace!


Al lector:

No es menester querer promover una actividad tan poco lucrativa y didactica como la escritura. Lo hacemos como última voluntad. Antes de que todos acabemos carbonizados por la mugre que habita en la capital del Turia. Como huímos de ella en pos de un bienestar fetén, no vemos mejor elección que antrincherarnos en la red y ser profanos en nuestra tierra. A través de nuestros personajes crearemos un submundo oculto. Carecemos de mala voluntad; pero no somos testigos mudos, más bien somos declarantes que denuncian su malestar. Somos un poco hijos de puta.



viernes, 12 de noviembre de 2010

" Ni Jules, ni Jim o no ser porque sí " por Iván Blanco.

Él era portugués y ella de la India. Él era vendedor de muebles de salón y ella profesora de una arte marcial en desuso. Si las coincidencias existieran y se pudieran ver reflejadas en un espejo, seguro que la imagen proyectada sería la de una nebulosa espesa a la que le cuelga un largo hilo de plastilina. El hilo, simboliza lo casual y la nebulosa , el margen de que ocurra la coincidencia.


Él usaba un perfume que aniquila cualquier ansia de conocer. Ella sólo ha conocido a un hombre, que fue con quien engendró , con quien vivió y con quien casi murió. Él no quiere usar ningún tipo de protección y ella se encuentra tan excitada, que no le da tiempo a reflexionar sobre ningún tipo de consecuencia.

Él, es sabio y ella testaruda. Él se cree un Jules o un Jim pero en vez de vivir en París, vive en Orriols. Ella se cree una Bernardette la Font o una Catherine Denueve, pero ni es francesa ni está detrás de ella ningún Truffaut ni ningún Buñuel. No pasea por La Rue de Rivolí, pasea por la calle Avellanas . Quizás él pretenda enamorar sin querer y ella querer ( pero eso si, enamorar ) sin enamorarse . Quizás él no se da cuenta de que va vestido de soledad, y ella ( que ha percibido esa soledad en él ),  no se da cuenta de que lleva una blusa transparente, a través de la cual, él ha sido capaz de visualizar la carencia de toda humildad en ella. Él tiene la conciencia olvidada y depositada en ella y ella, barre esa conciencia con despotismo y astucia sangrante.



Él, es un títere sin cabeza. Ella una perversión sin control



Ella es una mujer que desearía ser hombre, pero no puede porque es incapaz, y él, es una mujer que vive como un hombre y llora como un ángel al que le han robado la pubertad.

viernes, 3 de septiembre de 2010

"Elmir en la playa" por Elmir J. Siniestro.

Me limito a recibir en mi piel todas las partículas que hiciera falta inventar para sostener este moreno. Lloro calor. Amo este misceláneo: arena, ardiente combustión, rayos de Sol, oleaje musical a poca distancia, el ligero eco, la serenidad que provoca el hecho de saber que si sudo, el agua salada refrescará cada porción de mi longeva figura, el silencio seco, la arena otra vez, la toalla espumosa, la brisa que aparece y desaparece golpeando con extrema suavidad mis testículos que se hornean al sol con la paciencia que podría tener una roca capacitada para soportar miles de destellos solares y millones de días de bochorno, etcétera. Ellos serían capaces de estar sometidos a la combustión tenaz de los aguerridos rayos del astro al que yo llamo DIOS por los siglos de los siglos . Amarrado. Cual monumento egipcio hondea mi falo. Al calor abrasador, mi esbelta figura lo llama: “Amateur Porvenir” y a la incandescencia extrema “Áspero presente”. Mi cuerpo está hecho de carne cruda aspirante a ennegrecerse por completo. No envidio a los hombres de color porque ellos ya tienen la tarea completada. Me complace ennegrecerme y cumplo con ello.




Adoro la sensación de sosiego corporal que me provoca el despertar tortuoso que se aposenta cuando quedo dormido a pleno Sol. Aprecio llegar a tal extremo. El hecho de acariciar un golpe de calor y sobrevivir en el intento, me genera una situación de competitividad contra el calor solar, que me apasiona. Sobretodo por ese primer trago de cerveza que suelo tomar en esos instantes, Ese primer trago se convierte en toda una aparición. Ese primer trago es bebido por todo mi cuerpo. Todo él. En esa porción brevísima de tiempo todo es bebible, mis uñas , el salitre que se encuentra tejido en mi cuerpo, la arena que casi me oculta dentro de ella misma, el rayo que cae oblicuo, y que por lo tanto, es susceptible de ser bebido inclinando apenas cuarenta y cinco grados la cabeza… Por piedad al entorno, no olvidamos al omnipresente silbido del viento levantino, un viento que teje melodías opiáceas y valedoras de ser himnos generacionales que pueden ser bebidos a cualquier hora, en vaso o en copa y con hielo y limón. El olor del mar, clásico impune al paso del tiempo. Éste, pasa a ser considerado un “Ruso Blanco” bebible con cierta paciencia. El rugido de las olas, el agua y su salitre, podrían ser ardientes tragos de brebajes con altas dosis de alcohol. La mujer a veinte metros de tetas operadas, bebible, el cielo uniforme, lo mismo, el silencioso ruido de cualquier insecto, de acuerdo. No tolero nada el anis que desprende un conocido catedrático con su novio, y el olor a vodka ardiente de un ex inspector de policía con su última adquisición ( un jugador de póker de dieciocho años ). Bebo el hábitat, incluso la atmósfera, o la nube que tiene la forma de un pezón relleno de nata, o de un circulo emparanoyado por un parto prematuro de un embarazado no deseado: ha sido un Cuadrúpede, enhorabuena.





Delirio. Llego al delirio observando un extraño forcejeo entre un insecto con forma de ciervo y un gusano con existentes indicios de ebriedad veraniega. Ambos oponentes disputan una pugna salvaje, seguramente por alguna hembra. Durante la pugna el gusano cae y rueda veloz hacia mi, corro, pero la fuerza del insecto ciervo ha sido tal, que el gusano va a la deriva y sin control. Yo corro, pero se aproxima cada vez más, y poco a poco voy oyendo su cuerpo rugiendo y rodando detrás del mío. Noto casi su aliento en las plantas de mis pies, quienes, dicho sea de paso, están ardiendo por la arena carbonizada. Corro. Corro más, pero me quemo. Sin mirar hacia atrás. Corro. Me alcanza y caigo. No logro esquivar al gusano que me aplasta y sigue su rumbo hacia el vacío, y yo que por la inercia del golpe estoy rodando por esta arena candente, me dirijo sin rumbo ni beneficio hacia el final del precipicio. Caigo y no se oye nada… En el acto me acostumbro. Ya estoy aquí de nuevo. Y se abre una puerta. Modifico formas y adorno el presente estancado en estaciones hibernales que no valen la pena. Así me organizo. Elimino la aurora. A la aurora. ¿ La aurora o “el” aurora ?. Debido a las dudas, elimino a todas. Podré crear nuevas auroras con diferentes ocasos. Nuevos patrones de perpetuación de lo físico, como cuando éramos niños, y los enigmas del pasado eran descifrados lentamente y puestos en mentes poco codiciosas.



Desde que soy consciente de que tuve una infancia, la presencia de este calor es algo familiar. Ya de joven, era acusado en la escuela de permanecer mucho tiempo al Sol. Todos me preguntaban, ¿ qué ves?, y yo sólo me dedicaba a verlo y a sentirlo como golpeaba en mi cuerpo. Cuando arriba el calor aguerrido siento que carezco de lógica humana. Amago mi mediterránea permanencia a la ciudad y escapo del ligero sonreír urbano y de sus piernas pidiendo paso a los pasos de cebra, de esas gafas que cubren una cara que no queremos mostrar, de la cólera por la nada, de la inercia del sexo, del sol esperando en las terrazas, de esos extranjeros visitando El Carmen y de la temperatura que obliga a uno, a salir escupido a la calle por imperativo climático.



Huyo. Huyo a esa playa, esa playa mia y tuya, cercana a Cullera. Escondida entre el bullicio de las playas costeras. DESERTANDO del enorme barrizal angustioso del veraneo. Su silencio es escuchado por unos pocos privilegiados que guardan el secreto de forma lúcida y engañosa. Lugar donde puedo prestar mi cuerpo desnudo a la amabilidad del Sol. Dios Sol, te apodo mi “ Yo Nerón ” cuando el crepúsculo de la insistente luna hace desaparecer cualquier evidencia de que tu enorme luminosidad ha sido la única honestidad que ha abitado en esta playa espantada del tesón del acero. En el momento del crepúsculo ya siento nostalgia. Qué putada. Pues el último sesgo de calor vespertino es el más placentero. Hasta en la despedida eres ardiente e insano. En ese momento, me relajo en el mar. Así me despido de ti , dejándome llevar por el oleaje mientras palpita en el mar mi cuerpo desnudo : pum pum, pumpum, pum….pum, me sumerjo hasta mañana. Cuando vuelvas a aparecer, ya sabes que te estaré esperando en el infernal terreno arenoso . En el fondo, sólo pido que tengas piedad, quizás. Nada más por el momento.

jueves, 1 de julio de 2010

ACTOR UNO: "Galaxia Espiral"

Los extraterrestres estaban preparados para invadir Valencia. Solo faltaba la orden del general para el inicio del ataque y los soldados que abarrotaban la nave espacial la aguardaban expectantes. La espera ya duraba más de veinte minutos y empezaban a inquietarse. El general permanecía callado, mirando al frente.




“¡Me cruzaré en el camino con muchos cíclopes y lestrigones, pues mi alma está llena de ellos -dijo por fin con vehemencia-, en mi alma llevo también al airado Poseidón! ¡Y no podré evitar cruzarme con todos ellos! ¡Pero no les temeré!”



Los soldados no entendieron nada, pero pensaron que era una arenga previa a la ofensiva y gritaron al unísono, como respuesta y llenos de adrenalina, un nervioso y multiforme grito de guerra. Pero no dio tampoco entonces la orden y continuaron otros veinte minutos de pesado silencio hasta que el general volvió a dirigirse a la tropa.



“El verdín -dijo- es lo único importante para mí ahora. Por mucho que intentase dar la orden de ataque, de mi boca solo saldrían palabras sobre el verdín. Mirad, voy a hacer una prueba, voy a intentarlo para que veáis mi buena fe de general atacante”.



Entonces puso el gesto marcial, grave e importante, del extraterrestre que se siente destinado a grandes momentos en la historia de la colonización interplanetaria y dijo dirigiéndose con fuerza a todos:



“¡El verdín ama la lluvia pero también ama el sol, lo cual le suele mantener en una situación de insatisfacción constante! ¡Si vive en las zonas lluviosas norteñas y es verde y vigoroso, lleno de potencial fotosintético, se siente frustrado por la falta constante de luz solar! ¡Los días en que el sol brilla, el verdín norteño se abre por completo, fotosintetiza a raudales, pero no puede disfrutarlo a causa de la ansiedad de saber que pronto terminará lo bueno, que el sol allí dura muy poco! ¡Es una angustia constante y cuando por fin vuelve lo triste y oscuro consigue soportarlo porque es criatura verde valerosa pero el dolor que siente entonces es grandísimo, como si le hubiesen arrancado de golpe toda su capacidad de sentir amor! ¡En cambio, en las zonas del sur, tras una copiosa lluvia, el verde verdín nace ya a pleno sol, es un bendecido, bañado por esa energía desde su nacimiento! ¡Pero pronto el sol seca la tierra y el verdito malvive en la secura, chupando por las noches el rocío como una lengua deshidratada, sin apenas células clorofílicas, quemado por un sol que termina odiando! ¡Aunque no todo es insatisfacción en la tierra para las verdes plantitas ellas, también hay verdinas afortunadas: Las que viven en las zonas cálidas y tienen la alegría del agua de forma constante a su lado! ¡Es el verde de la ribera de los ríos y sobre todo (éste es de todos el más afortunado) el que vive en las casas de los humanos perezosos muy poco cortadores del césped y con sistema de riego automático!”.



Todos le miraron en silencio.



“¿Veis? Os prometo que he intentado dar la orden de ataque, pero como habéis comprobado, de mi boca solo salen palabras sobre el verdín y estaréis pensando confundidos que antes hablé de cíclopes y lestrigones. Pues cuando lo hacía hablaba también de los verdines, aunque lo hacía en metáfora”.



Los extraterrestres son como abejitas. No es que tengan rayas amarillas y negras y alitas y aguijón y se den la posición de las flores los unos a los otros mediante bailecillos, hablo de su comportamiento social: tienen las estructuras sociales muy bien cimentadas y estructuradas. Quizá si todo esto hubiese ocurrido en una nave espacial humana se habría producido un sangriento motín pero los extraterrestres eran disciplinados como animales de panal y seguían siempre a su líder y, de forma natural, llevados por su instinto, se pusieron a cantar, llenos de una especie de borrachera alegre extraterrestre, canciones de amor a lo verde.



Mientras tanto, en Valencia, ajeno a todo, un taxista esperaba nervioso a que una señora terminase de cruzar un paso de cebra. Cuando iba a increparle a causa de su lentitud (porque era un taxista muy increpador de señoras lentas) dijo sin saber por qué: “¡Es el cerebro el que se inventa que el azúcar es dulce y maravilloso! ¡Ya puede saber a mierda, que el cerebro, como lo necesita y quiere que se lo suministremos, nos hará creer que el azúcar es lo mas gracioso en sabor del mundo!”. La señora siguió caminando sin inmutarse mientras pensaba: “Qué extraño me resulta este señor. Pudiendo haber sido la rama de un árbol o tal vez una operación matemática ¿por qué elegiría ser taxista?”

martes, 11 de mayo de 2010

Jacinto Bidagoir: Ensoñación y castigo de Fernando Abril-Martorell.

Conocimos a Jacinto Bidagoir (Cartagena de Indias, 1953) en la puerta de la sala El Loco, cuando intentaba entrar en un concierto de Malatesta Records sin pagar, avalado por un carnet de un club de ocio para discapacitados de manufactura doméstica, que daba derecho “a la entrada y una copa”. Jacinto, que escupió al responsable de la sala antes de ser desalojado no sin alguna violencia, es “uno de los poetas más dotados de la costa Caribe”, según su propia confesión. Hijo del embajador francés en Colombia en los años del bogotazo, ha recorrido diversos países esquilmando a la rama europea de su familia. Llegó a Valencia en 2005, atraído por la inocente munificencia de una joven prima, administrativa en el Instituto Francés. Desde entonces, se ha embarcado en un largo poema épico (titulado La Importancia Estratégica del Mundo Real) que recorre en clave visionaria la historia de Valencia de los últimos 50 años. “Me fascina la alegría mediocre de esta ciudad, su humor risueño e imbécil”. El siguiente poema se inscribe en el Canto V: La Transición.






ENSÓÑACIÓN Y CASTIGO DE FERNANDO ABRIL-MARTORELL

(Talgo Madrid-Valencia de las 13:30, Noviembre 1978)





1.

Contemplo como emerge

el casco de un submarino.



Se cruzan el destello del metal y el de las olas.



Abandono a mis compañeros y desciendo

(en picado)

hasta el muelle.





2.

Hay mucha expectación, sí.

Pero nadie entra.

Fuerzo la escotilla,

que casi se licua entre mis manos.

Soy consciente de mi poder

y asumo mis responsabilidades.





3.

Paloma Serrano me recibe,

hace veinte años que no la veo.

Encadeno argumentos exuberantes

y al poco se me entrega,

como nunca hizo entonces.





4.

“A Marruecos con las amigas

a Cancún con los papás

a Londres con un novio

de Transición”





5.

Repudio a Paloma,

e inmediatamente la culpa

Encadena argumentos más exuberantes

todavía.

Caigo en la cuenta de que,

durante todo este tiempo

Una bisagra eléctrica me iba

Erosionando el hígado.





6.



Despierto sobresaltado:

en el asiento contiguo

Jorge Guillén corrige unas pruebas:

“¡Arrebato de presencia!

Las farolas, la cubierta,

los dibujos del humo,

la nube y la mancha.”



7.



Los dientes de la Estación del Norte

chirrían al desplegarse

como una alfombra de raíles.



Valencia:

la evidencia empírica y el gineceo.



Valencia:

el fondo del llanto alerta.

jueves, 29 de abril de 2010

Elmir J. Siniestro: Ricardo Costa "vs" Elmir, parte III: "EL RETO"

Silencio....



A lo mejor me he excedido...lo siento....



No pasa nada digo aliviado..



Es que estamos pasando por una situación difícil, y estoy un poco nerviosa....



Ese último comentario salva parte de la batalla ( que no la guerra ) que ha sido perdida. En estos instantes me obligo con cierta falta de ritmo a ser consciente de mi absurda epopeya, pues uno cuando fallece de tal manera como asi yo había fallecido cuando ella DIJO ese No debe de quedarse tendido en el suelo y esperar a que por lo menos el púgil que le ha vencido, haga ademán de ser buen ganador alargando el brazo y estrechando la mano, para que su víctima tendida en la lona, alargue su brazo al mismo tiempo y entre ambos, conseguir que el derrotado aproveche la fuerza que posee el victorioso que además tiene la ventaja de encontrarse de pie , y frente a él; estreche la mano también, y por el contrapeso, conseguir que el derrotado se alce a la misma altura para que una vez en pie , puedan verse cara a cara y asi los adversarios puedan contemplarse fijamente y mímicamente maldecirse o sentir por el contrario, respeto el uno del otro. Bien, aquí primero pasó lo primero, y luego pasó lo segundo. Y allí cara a cara pude verla sonreir. Pues después de tanto fuego, esta derrota poseía cierto sabor agridulce y condescendiente. Cómo debía de estar mirándola para que su cara se enterneciese de tal manera que daba la impresión de que estuviese en presencia de un bebé que había nacido apenas escasas horas. Todavía tiemblo cuando mi memoria recrea una y otra vez esa sonrisa de culpabilidad. Yo acerqué mi mano a su brazo suponiendo que ayudaría a que no tuviese que soportar su malestar sola.



Ha sido culpa mia, me he excedido en mi confianza digo..



Y en ese momento, mientras mi mano estaba en su brazo, tan plácidamente, aparece otra vez más, de la nada, Ricardo.



¿ Ocurre algo ? dice mirándola a ella fijamente.



No, nada sonríe .



Ricardo me mira:



Mira mamón, como me toques los cojones no tendré piedad de ti.



Hijo de perra. ¿ Qué hago ?, ¿ me hago el sensible? ¿ o destruyo al mierda que tengo a mi lado? Si me hago el sensible , gano puntos. Si reviento al tarugo éste, pierdo, definitivamente la batalla: Muerte.




Como te vuelva a ver no quiero imaginarlo..dice el mequetrefe...



¡Ricardo por favor! apacigua ella



¿ Por qué? Digo



¿ Por qué , qué ? dice él.



En ese momento nace una melodía provocada por un ligero silbido que anuncia la gestación de un reto. Una tormenta sangrienta. Un cruce de miradas gélido y potente. Cuerpos entumecidos y claros síntomas de agonía reciproca. Ya cambia la melodía que poco a poco nos va anunciando que el duelo, posiblemente, vaya a suceder en escasos instantes y en esos cruciales momentos, el silbido va modificando su tono. Ahora se encuentra en ese “mi” que precede a un “la” menor y de poca duración, ya que el “re” está desesperado para que esta pegadiza musicalidad termine en un arrebato de odio con olor a muerte. Moriremos por nuestra vanidad



En nuestros actos, existe un sangriento y siniestro por qué, porque ese por qué no es otra cosa que una carta dedicada a nuestros pánicos. Sé honesto y escupe esa brutalidad en tus pesares. Digo para ver como reaccionan.







Ricardo me mira con cara de estupor, ella no ha entendido muy bien lo que quería decir toda esta parrafada, pero creo que le ha encantado, pues he sido delicado, cuidadoso y sensible, y eso me da un gran margen de confianza. Ella se ha dado cuenta de quien es el que más bravura tiene de entre ambos púgiles, de eso no hay duda, o por lo menos quien es el más sutil. Ricardo analiza todo lo que le he dicho, todavía va por la segunda frase del párrafo anterior.





Le debes una disculpa Ricardo, dice ella.



Está bien, siento si te he increpado, siento el mal entendido..



No te preocupes, ha sido un malentendido que sucede en ocasiones que uno nunca desearía, pero que dentro de él mismo, quizá desea que pasen. Su origen es propio de los hombres invertebrados.



Bien, creo que he sido lo bastante delicado para decirle a él que es idiota y encima quedar bien con ella, posiblemente la mejor decisión que podía adoptar.




Nos tenemos que ir , tenemos prisa dice ella.





En esos momentos ella se aleja rápidamente hacia el mostrador para comentar algo de un traje de la semana pasada. Cuando veo que está a una distancia suficientemente lejana para que no pueda escucharme, me acerco a Ricardo que se había quedado más rezagado y apoyándome en su hombro le digo a la oreja:



Mira , atontado de los cojones, si te vuelvo a ver por ahí , te untaré de tal manera que no te va a reconocer ni tu puto padre, largo de aquí o tu vida será un puto infierno. Soy un hijo de puta que te puede amargar hasta los días en los que creas que la vida es cojonuda, pues tu mierda de vida la quemaré, destruiré y mearé como si Poseidón fuera. ¿Sabes quien fue Poseidón capullo? Así que ándate con mucho ojo, porque yo ya he estado en la cárcel, y me apetece volver, porque allí ya daba por culo a niñatos asquerosos como tú y tengo cierta nostalgia que me produce un apetito incontrolable, hijo de puta maldito.



Ella me saluda con la mano y Ricardo blanquecino va aligerando el paso hacia ella. A ambos les está esperando un taxi que está generando tráfico en la pudiente calle Colón.



¿Por qué le habré dicho lo de la cárcel?, ¿ se lo habrá creído?...solo quería que quedara más creíble mi crueldad.¿ Le dirá a ella lo que lo último que le he comentado? Seguro que si se lo dice, ella creerá que él lo es víctima de los celos. Ella nunca le creerá.



Por cierto, ¿ qué precio tiene la corbata? Le pregunto a la huesuda dependienta que no me engañaba, en su día, seguro que iba al Spook.



Si, me dice suavemente, el precio es de 250 euros. Estamos de rebajas.


fin...

martes, 9 de marzo de 2010

Elmir J. Siniestro. Elmir "vs" Ricardo Costa, parte II: EL RECHAZO.

Planea sin rumbo y apenas sin aire favorable una aureola de frustración cuando veo que Ricardo apenas la mira mientras ella le ajusta la corbata. Ricardo no deja de mirarse al espejo mientras ella enfrente de él, caricaturiza el semblante de los pormenores de la clase alta. La cognitiva fuente de alimentación que supone para ella él, no deja lugar a dudas. Pues me extraña, ya que ella no tiene aspecto de ser una rancia de derechas y poco buscona de placeres ocultos. Si, en efecto la incluiría dentro de las típicas estudiantes de derecho de nota alta y familia provechosa, pero creo que pese a que lee a Cohelo, tiene una emotividad especial y casi cautelosa porque se ha sensibilizado de una forma natural y viva cuando manteníamos una conversación “literaria” que Ricardo destruyó. Dentro de mi mismo, siento que la felicidad de ella no es plena. Parece como si ella fuera no solo la chica de Costa, sino que estima oportuno querer parecer alguien que no puede ser, a la sombra de un individuo que no puede impedir parecer lo que realmente es.


Él sabe que estoy ahí, pero no me ha dirigido ninguna mirada, a hecho como si no-existo mientras se ve abducido por la imposibilidad de despegarse de la imagen que refleja el espejo de si mismo. Ella se ha apartado cabizbaja y parece esperar un resultado positivo de su hombre quien continua mirándose al espejo, ahora de perfil. Manteniendo una distancia prudente sigo mirándola. Es rubia gentil, blanca dulzona y esperpénticamente esbelta. Si hoy tuviera en mis manos un pincel fino y un lienzo, ella encajaría perfectamente en el cuadro que me cautiva en estos instantes dentro de mi mente. Pero es incrédula esta realidad con soñadores como yo. Soñadores dispuestos a enternecerse con la simple mirada de una mujer no interesan quizás, a ese tipo de chicas que pueden sentir admiración por Ricardo Costa. Es un emblema de la vida. Careces de características que son realmente útiles y eficaces para la hembra y posees otras que no concuerdan dentro del campo gravitatorio de la necesidad sexual femenina. Si existe una vida póstuma, espero que todo encaje o que todo sea más verbal. En la vida que nos espera o no, después de esta desesperada no-vida, debería de existir unas coordenadas que coincidiesen al gusto del consumidor..



Ricardo se acerca a una dependienta y le da la confirmación. Su traje encaja a la perfección con su cuerpo, aunque en mi opinión , le quedan cortos los pantalones.



Ricardo, por fin, se digna a mirarme , pero coincide en esos momento en los que estoy disimulando y observo por el escueto rabillo de mi ojo izquierdo, que me mira de arriba a bajo y con lentitud. Ella ha descuidado una zona vacía en la que girándome unos pocos grados , veo que puedo invadir. Lo hago. Inevitablemente se establece una conversación, lo sé , provocada por mi.



Nos vamos. Gracias por tu gentileza. Aquí tienes mi email. Me ha dado su tarjeta.



De nada, gracias a ti. Me voy a quedar con la corbata naranja.



Y de repente interviene él:



Ibais a la universidad juntos, ¿no?, yo te conozco, dice Ricardo con cierto aire de amabilidad.



No, nos acabamos de conocer ahora.





Eso sé que le va a joder.





Dan media vuelta y veo que él le mira a ella con gesto de indeferencia, avanza unos pasos y pregunta por el baño a la dependienta pelirroja de ojos de tigre oriental. La dependienta felina le indica con un movimiento de cejas , el camino por donde Ricardo acudirá a , supongo yo, satisfacer sus necesidades físicas, que por otro lado , no me interesan.



Ella, al ver que él se introduce en los servicios, inclina su cuerpo hasta lograr verme, y acercándose sigilosamente y con cierta velocidad llega hasta mi y me dice:



Lo siento, es que mi novio entre que es muy celoso, su situación y que no le gusta verme hablar con desconocidos, no es muy amable de primeras y como entenderás, no quiere crear problemas. Me has parecido muy interesante y me gustaría volver a charlar contigo si la ocasión así surgiese. ¿Si la ocasión así surgiese? ¿ Qué habrá querido decir con eso? De todas maneras , no dudes en escribirme.



Te podría llamar si así lo desearas. Digo, como si nada dijese.



Eso es correr demasiado. No, no te voy a dar mi número.




¡Bum! Otra vez el rechazo vuelve a aposentarse como un bloque de plomo sobre mi pecho. Cuando lo ves venir, es más digerible, pero cuando olvidas por completo su existencia, y surge de entre la maleza como las bestias a la hora de embestir a su presa, con esa sorpresa y esa maldad salvaje, con esa astucia apodada “experiencia” que es irrefutable, valiente y eternamente eficaz, cuando menos te lo esperas, cuando menos debería de aparecer, cuando menos debería de gestarse, o incluso, cuando menos debería de sentirse, aparece ante ti, y te devora sin dejar aliento alguno. Te deja sin un mero aliento que por lo menos pueda ser capaz de capturar un mísera porción de aire; canalizarlo, ordenarlo y guiarlo desde los pulmones de la resignación creada por ese repudio instaurado, hacia el exterior. Ese rechazo, que ahora es joven, y que imposibilita la respiración llevándose consigo todo el aire que habita a nuestro alrededor, genera en nuestro interior, un terreno áspero , seco y propicio para la creación instantánea de fuego, corriendo el peligro de que se inicie una combustión ( entre el calor, la superficie humedecida y el poco aire seco que aun habita en mi interior ) que tarde o temprano derivará en brasas que a su vez, acabarán transformándose en llamas que además, prenderán, y finalmente nos deformarán el aspecto. Solo una brisa que penetrara por distintos orificios corporales y que facilitase la transpiración provocando una corriente , podría ser la única opción que nos permitiera no morir a causa de la hoguera prendida en nuestro interior, ya que la contracorriente creada, podría sofocar el fuego que se está originado. Ese ventarrón que sea capaz de desencadenar un resoplido consiguiendo que se ventile nuestro interior y que por consiguiente, impida que nuestro cuerpo no se quede lleno de nada y arda, es el propósito a conseguir. Esta hazaña se puede lograr mientras un individuo está viviendo y combatiendo el rechazo. En esa pugna, uno debe agenciarse la mayor proporción de aire posible antes de que el rechazo haya aniquilado cualquier partícula existente, así pues, HAY QUE SER VELOZ, y cuando el rechazo haya finalizado su linchamiento, entonces es cuando uno ya puede soltar el aire guardado, expulsarlo y volver a coger el aire que nace después de la masacre del rechazo y así, ejecutar el acto de respirar, es decir, el de no perecer. Si la aventura es llevada a cabo con éxito, el fuego que se había originado en nuestro interior causado por el rechazo, que es ya un rechazo maduro y con experiencia ( no cualquier rechazo ), se apagará y verá la superficie evaporándose en humo transparente.



Bien, pues ese aire, me fue imposible de adquirir cuando ella me rechazó. En presencia de ese No , sentí esa ausencia de aire que iba “apareciendo” velozmente y que me privaba del acto de inhalar. Y mi interior se encendía en llamas y el aire se disculpaba ante su ineficacia adoptando el papel de actor secundario. Pedí piedad al rechazo, pero éste eludió hablar del perdón y me castigó sin remordimiento ni pena en lo mas profundo de mi soberbia. Ese rechazo, ya en plena vejez ( y que cruza la delgada frontera que le lleva a estar a uno en esa fase terminal porque... ¡expira el tiempo! ) que forma parte de un pasado del que estoy pendiente de olvidar, se cebó conmigo y ante mi. Y allí , frente a ella, la lastimosa transformación facial se abrió paso; ojos transformados en almejas mugrientas, una mandíbula en decadencia y unos pómulos que se ausentan en carne viva, son ahora el reflejo de un hombre cuyo orgullo ha sido pisoteado por un rechazo que en breve será historia, será la intrahistoria patética de una fábula de un sujeto que un día se despertó en una eufórica burbuja de felicidad. Esa burbuja, explotó al contactar con el podrido mundo terrenal donde la justicia amorosa campea sin pena ni gloria, ausente en los escrupulosos vestigios inverosímiles e indescifrables que el corazón humano nos diagnostica los días en los que valdría la pena plasmar la belleza del hombre asustado y aterrorizado por la actitud del propio hombre.





Moraleja: El que no domine su interior, se pudrirá en sus emociones ardiendo en el infierno de la resignación. .



Continuará ...

martes, 23 de febrero de 2010

Liberto Puch.

Los Hombres Rana.

¡¡ Desvístete en silencio!!, pues algunos llegan a escuchar el sonido de la blusa al caer en el suelo de mármol. Ese sonido de la fibra del textil cayendo sobre la firmeza de la superficie podría provocar una resonancia que fuera escuchada por los nómadas que rodean la habitación, y debido a su sensibilidad auditiva, serian atraídos por la curiosidad que provoca la hembra en estado puro, pudiendo originar un ataque masivo de los hombres rana, esos hombres que además de cavar tumbas en las piedras, se alimentan de cuerpos candentes como el tuyo. Así que deja caer con extrema suavidad la frágil prenda llamada tanga y actuemos en silencio. No grites cuando llegue el orgasmo, podríamos despertar a las bestias apócrifas .

Elmir J. Siniestro. "Elmir "vs" Ricardo Costa.. Parte 1.

Parte1: La corbata naranja...


Hoy he despegado, no me he despertado. Ha sido como un parto a gran velocidad, donde el engendro ha salido propulsado por la fuerza bruta de una vagina que tiene unas inmensas ganas de acabar con el sufrimiento que le supone este acto, dolor que todo sea dicho, se camufla en la dilatación y se desahoga en la posterior expulsión. Un brinco ha sido el primer movimiento que ha dado mi cuerpo nada más ser consciente de que él mismo estaba despierto. Con ahínco mi esqueleto me ha llevado a gran velocidad hacia la ducha y allí me he duchado. He salido de ella, como si dentro de una vagina hubiera estado, mojado y titiritando, y me he cubierto en una toalla espumosa. No he llorado, eso si. He encendido la cocina con un grito de euforia y sobreexcitado, me he frito varios huevos y he hecho tostadas. ¡Qué extraña felicidad me invade hoy!. Hacía mucho tiempo que mi cuerpo no se sentía tan bien consigo mismo. Me he vestido con la velocidad de un bombero que rápidamente ha de enfundarse en un mono y emprender un camino hacia la salvación de algún individuo que ha de hacer frente a un gran drama. Urgía mucho que el ascensor arribase lo más velozmente posible para que en él, descendiese a la realidad y pudiera pasear mi felicidad por las calles de Valencia. Pero, ¿por qué quiero salir tan efusivamente a la calle predicando esta euforia?, ¿ qué es ahora lo que tiene de precioso esta cotidianeidad ? No follo desde hace algún tiempo y sin embargo, ( eso, sin embargo ) esta mañana los colores poseen una intensidad fascinante. Incluso la felicidad es tal, que asumo que no me molesta el hecho de tal felicidad. He agregado a mi ser una espléndida pleitesía de amabilidad absoluta. Me predispongo a dejar pasar a la gente y sonrío insaciablemente mientras me adentro hacia los terrenos andrajosos de una ciudad maldita.

Caminaba , cual Moisés, a una velocidad no prohibida para transeúntes pero rozando la subnormalidad. Me adentré en un bar para comer un buen almuerzo valenciano. Allí respiré con mayor naturalidad ,lograba engullir con un berrido  aquel “blanco y negro” que pedía a gritos ser devorado por alguien infinitamente feliz. Lo supe cuando lo vi. Nos miramos fijamente y pactamos que el blanco y negro iba a ser degustado por un tipo que hoy , por lo menos, eso, hoy, es feliz . Acordamos un precio no económico pero necesario. Daba igual el precio y la economía en esos instantes de preciosidad matutina. El precio de aquel almuerzo quedaba reducido a la nada en comparación a mi éxtasis tan coyuntural.

Acudí a la primera tienda que vi de ropa cara de la calle Colón para probarme ropa que no me iba a comprar, y así joder al personal, porque, que sea feliz, no quiere decir que no me guste provocar.

En la primera tienda que entré , me enamoré con locura. Una mujer que irradiaba pesimismo a raudales me incentivó aún más el día. Era consciente de que, al ser hoy un eufórico capataz de una inexplicable obra grandiosa humanizada, el hecho de que a ella se le ocurriera impúdicamente resistirse a mis encantos por alguna de aquellas, no iba a ensombrecer este impecable día de sol , brillo y ternura. Hoy podía ser rechazado mil y una veces. Y una y mil veces estaba dispuesto a volver al combate, consecuente, consciente, quizás inapetente, pero constante, constante y encima radiante, verborrea de un matón clandestino a las puertas de un magnánimo Apocalipsis. Una y otra vez, a lo largo de este día tan brillante y lleno de desasosiego , una y otra vez..


Como si fuera un genocida a quien el talento le vuelve bondadoso, acudí con gentileza a su lado mientras ella escribía un mensaje por el móvil, y le dije:

Perdona, ¿Podría aconsejarme sobre el color de corbata a elegir que concuerde adecuadamente con el de la chaqueta que se encuentra detrás de ti ?

Espere un segundo, dijo

En ese momento acababa de escribir el mensaje y un sonido que emula al de una carta que es enviada o abducida o incluso propulsada , ( al igual que el niño aquel que salía de la vagina que luego resultó ser yo) provoca que su cabeza ascienda hasta mi mirada activa y me mire fijamente, luego mira la corbata, más tarde mira la chaqueta y finalmente me mira a mi, otra vez, fijamente.

Creo que la naranja le vendría estupenda. Con el color de la chaqueta casi negro, crea un contraste bonito.

¡Naranja! Ha dicho ¡Naranja!, ¡un color que simboliza a la perfección la eclosión de fantasía en la que me he despertado!, que preciosa es. Y ella también. Y me sorprendo a mi mismo descubriendo que si esa mujer me ordenase ponerme esa corbata naranja, quizás, y solo por un mísero quizás , haría caso omiso de mi obediente sentido de lo hortera y quizás , sólo por ese maldito quizás, me la pondría para ver y compartir su felicidad al verme y mi felicidad al verla que es feliz viéndome con mi corbata naranja. Ahora no se me ocurre nada que decirle, asi que utilizo algún clásico para romper el hielo...

¿Vienes mucho por aquí?


No , estoy esperando que salga mi novio del probador.

NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

Es que la ayuda de una mujer en momentos de indecisión como éste, además de una enternecedora compañía, es de un gran provecho para los hombres porque aprendemos de vuestra feminidad . Y a pesar de ser a veces dócil y en ocasiones pasar por periodos de una desgana anoréxica, la visión angelical de lo “femenino” es una divinidad que aspira a convertirse en una realidad totalitaria y dictatorial.

Intento sacar la vena poética como último recurso. Por si alguna de estas palabras que no entiende, le disparan al corazón romántico que seguro que tiene. Demos un paso más:

Si lo increíble fuera amar para siempre, tanto el hombre como la mujer acabarían deseándose paz eterna , prosperidad plena y una muerte lenta.

Aquí se me ha ido la cabeza. No sé muy bien que coño decirle, y de mi boca salen palabras inspiradas pero que creo que no logra entender.

¿Eres escritor?


Bingo!


Bueno, exactamente no, pero vivo de la literatura. Digamos que me da de comer espiritualmente.

¡Se rie!.

A mi también me gusta la literatura.

¿A si?

Si me dice que lee a Pessoa me corro.

¿Y qué tipo de literatura lees?, pregunto...

Bueno de todo un poco; la novela y libros de ensayo.

Bueno, podría ser peor.

¿A si ?, ¿qué escritores te interesan?

Bueno...a mi me gusta mucho Paulo Cohelo ,dice con firmeza y como si hablara de Quevedo.

Lo sabía , no falla, es increíble lo de este escritor, como coño llega a ser leído por miles de personas. Preferiría que me torturaran con un calzoncillo enorme repleto de abejas asesinas africanas en los huevos que leer una linea de ese tipejo que ayuda a ser feliz a la gente. La felicidad se siente, no se aprende y ni mucho menos se intenta enseñar . Qué locura. Hasta Cohelo me tiene que tocar los huevos los días en los que vivo estoicamente. ¡Qué pesado es! Hasta los ”mismismisimos” cojones me tiene. Siempre que encuentro a una mujer que lee a ese insufrible predicador de gilipolleces, acabo vomitando bilis en el baño más cercano. Es insano y pedante. Lo sufro mucho, y como buen sufridor que soy, perdonaré que se vuelva a inmiscuir en mi vida. Me tragaré mi orgullo en pos de una mujer que desea verme con una corbata naranja ( joder Elmir, pienso, con lo fácil que lo tienes con Lalas y aquí estás haciendo de poeta imbécil, y además, de elegante que no puedes ser ) . Pues la última vez que lo leí , por error, no sabía que era un articulo suyo hasta que leí su nombre allí escrito, clavado, en negrita y con firmeza, al final de todo, al final del texto; tuve urticaria y me entró sarnilla. ¿Sarnilla?, le pregunté al doctor. ¿Qué coño es eso de “sarnilla”, mamón?. Si, era sarna pero no desarrollada en su totalidad. Casi me muero. Sarnilla, fijate tu, que cosas tiene la vida. Sólo un soldado de la vida cotidiana como yo puede sufrir y no perecer, a una enfermedad tan ridícula, asquerosa y absurda como la “sarnilla”. Hay que joderse. Y todo por culpa de él. Siempre es él.

Me parece interesante...es un estimulo hacia la vida.

Que hijo de perra que soy.

Si,...creo que ayuda y psicoanaliza muy bien el estado de vivir.

Y mentiroso.

Yo creo que es bello lo que escribe, (obviamente no sabe leer, pero tengo que parecer que me interesa ) y me entretiene. Me es de gran utilidad para el día a día. Es muy cómodo de leer y tiene unas frases preciosas que me encantan subrayar.

Lo tengo chungo.

A mi me gusta la poesía romántica y la literatura hispanoamericana. Adoro al poeta.

A ver que dice si voy por ahí.....

Pues, si no te importa , ya que yo te he echado una mano con el color de la corbata, ¿por que no me aconsejas a algún escritor que te apasione?


¿Le aconsejo a Bukowski o a Miller?, no Elmir, no ,..más suave...

Con mucho gusto los leeré y si me dejas tu email te diré mi opinión.

Bueno, teniendo en cuenta que su novio está en el probador, creo que he conseguido algo que ni me esperaba, primero le escribiré por mail, y luego le asaltare por el facebook. Seguro que no cree que un tipo que lee a Gil de Biedma o a Benedetti es un guerrero en busca de batallas en las que las heridas sufridas cicatrizan bañadas en sal. Voy a aconsejarle algo que creo que le pueda gustar.

Lee a Miguel Hernández ,Lorca, Neruda, o incluso a Leopoldo Panero ( ¡mierda! ), pero ojo, no al hijo de Panero, asegúrate de que lees al padre, el hijo te puede resultar muy aburrido y tristón ( aquí no me queda otra que mentir, no puedo permitir que lea “Heroína y otros poemas” o similares, porque me detestaría y no me aceptaría como amigo en el facebook ). Sonríe con una mueca de agradecimiento.



Y en ese momento , una voz horrible aporrea los pasillos del probador de hombres y con una aureola de estupidez mermada por el peso del dinero, sale de ese pasillo que jamás debió de existir , el tipo más incómodo de ver que han divisado mis ojos en su vida ocular . Mis ojos , a los que lograba ver, se abatían contra si mismos para intentar no asistir al horror de descubrir que el novio de la que lee a Cohelo era nada más y nada menos que Ricardo Costa.

Continuará...

jueves, 4 de febrero de 2010

Actor Uno : "La vida secreta de los tetra-briks de crema de zanahoria"

Hola, fiel a la tradición griega de analizar los temas mediante una conversación en la que se exponen distintos puntos de vista para que el inteligente receptor de la información elabore su propia opinión a partir de las mostradas, esta narración voy a articularla como un diálogo griego valenciano en el que se incluyan varias voces, tres para ser concreto, cada una con su opinión particular de las cosas del mundo: Son dos coros y una voz individual. Los coros son las dos aficiones enfrentadas en los fondos del campo de Mestalla. La voz individual es la de un corazón electrón que orbita de forma potencial a lo largo de todo el universo pero que ahora, concretado, da vueltas lentamente en el cielo de Valencia, sobre el estadio.

La forma de hablar de las aficiones es al modo habitual de éstas, mediante cánticos muchas veces alentados por un speaker que lleva un megáfono. El corazón electrón habla con una voz nítida que cae del cielo. Al hablar deja de orbitar y se queda quieto en alguna posición en principio aleatoria. Pero siempre es en una posición hermosa, armónicamente áurea. La mayoría de la gente que está en el campo ama la belleza y agradece esa forma elegante de comportarse del corazón electrón.

Comienza el diálogo.

Fondo Sur: ES-
MERARSE.
GAFAS Y SUERTE
SOY UN GACELO
VACA SERPIENTE
OEOEOEOEOEOEOEOE

Las dos aficiones juntas (con las bufandas al viento): EOEOEOEOEOEOEOE
OEOEOEOEOEOEOEOEOEOEOEOEOEOEOEOEOEOEOE

Corazón electrón (mientras van callando los cánticos): Hola, queridas personas corales, cuanto amo vuestro sentimiento grupal, cuanto placer me produce vuestro unísono canto, lo siento tan mío. Estoy en vuestros corazones y vuestros corazones están en mí. A veces me siento vuestro dios y a veces me siento un punto perdido en la nada. No soy ajeno a las pasiones ciclotímicas. Tengo palabras favoritas. En una ocasión olí de una vez todos los olores que existen.

Fon. Norte: EL ELECTRÓN
TIENE VENTAJA
ÉL CONOCE
NUESTRO CORAZÓN
EL CORAZÓN EL CORAZÓN EL CORAZÓN
TIENE VENTAJA EL CORAZÓN EL CORAZÓN…

Corazón electrón: Y vosotros también conocéis el mío, además mi corazón es la totalidad de lo que soy mientras que el vuestro es tan solo parte de vosotros.

Fon. Norte (ahora habla solo el speaker a través del megáfono): YA, CORAZÓN, CANALLA, PERO TU TIENES UNA GRAN MULTIPLICIDAD DE MUESTRAS DE NUESTROS CORAZONES, EN CAMBIO CADA UNO DE NOSOTROS SOLO CONOCEMOS EL TUYO Y ESO ES UNA INJUSTICIA ESTADISTICA (todos) INJUSTICIA
ESTADISTICA
INJUSTICIA
ESTADISTICA…

Corazón electrón: Pero si yo conozco todos vuestros corazones, vosotros al conocer el mío conocéis también todos los vuestros que están en mí.

Fon. Norte: OH CORAZÓN
CUANTA RAZÓN
OH CORAZON CUANTRA RAZON OEOE
CUANTO PLACER
DAR LA RAZON
AL ELECTRON OEOEOEOE…

Corazón electrón: Escuchadme, que antes he dicho una cosa muy interesante y no me habéis hecho ni caso porque sois seres volubles y os distraéis con tanta facilidad por el paso de una mosca, en una ocasión olí todos los olores que existen. A la vez. Además cada olor era como una magdalena proustiana que me traía minuciosos recuerdos. Y al oler todos los olores a la vez recordé mi existencia al completo, de golpe y no solo eso, la mayoría de los olores que existen no los había olido nunca antes y esos olores, claro, no me traían ningún recuerdo, esos eran los olores más poderosos y emocionantes pues me traían el potencial de todos los recuerdos que podría haberme traído el haberlos olido. Ahora que estoy en vuestros corazones vosotros también podéis sentir eso que sentí yo entonces. Algunos de vosotros pensaréis que soy un dios o un electrón profeta, o algo, que os ha traído por pura bondad el regalo de todos los recuerdos existentes e inexistentes para que los sintáis a través de mi potencialidad atómica en vuestro corazón. Pero en el fondo es un acto egoísta pues cuando me sintáis yo me sentiré a mi mismo multiplicado a través de vosotros y seré muy feliz.

En ese instante, sin una mínima demora, la gente deja de corear y se pone a sentir. A recordar en sí mismos el recuerdo absoluto del corazón electrón. Están en silencio pero siguen todos unidos en un canto interior de sentimiento. Como si se abrazasen unos a otros con mucha emoción, como cuando tu equipo marca un gol importante. Pero quietos, con una emoción incontenida hacia dentro. Todos conectados. El cielo esta precioso, escapándose hacia lo lejos en una lenta luz crepuscular. El corazón electrón, en lo alto, conmovido, rebosando de dulce testosterona. Todas las mujeres lo aman. Dentro de mucho rato se romperá el silencio, serán los del fondo norte que cantarán felices:

RANAS ZAPATOS
NO SON DE FRESA
RANAS ZAPATOS
VACA SERPIENTE
ES-
MERARSE…

lunes, 18 de enero de 2010

COCO IONS: ¡Otra noche en el puto agujero!

Como siempre que estábamos por la zona, habíamos acabado en este jodido pub, oscuro y lleno de tíos, donde las posibilidades de conocer a alguna chica interesante se aproximaban peligrosamente a cero. “¡Menudo campo de nabos!”, soltaba siempre alguno de nosotros al entrar. Además hoy pinchaba Lalas Civa, ese pedazo de tía que según todo el mundo era ninfómana, pero que a nosotros no nos hacía ni caso. Joder, que tetas. Un día de estos tendría que hablar del tema con el cabrón del Elmir, que conocía bien a Lalas. Si iba un poco ciego sería fácil sonsacarle. Tenía que averiguar por qué pasaba de nosotros. Al menos el punk de los 70 y el garaje añejo estaban garantizados. Mientras no le diera por experimentar con el puto tecno…

“Bueno, igual aparecen por aquí estas.” soltó a bocajarro Epi. Pues sólo faltaba eso, pensé, aunque no dije nada. Un grupo de tías que en su mayor parte ya habían pasado por nuestras manos, y que precisamente lo sabían todo de nosotros porqué ya sabéis cómo actúan… Y si no, os lo digo ahora mismo: ellas se lo cuentan todo. Y cuando digo todo, me refiero hasta al más mínimo detalle, por escabroso e íntimo que parezca. Si, lo nuestro es más de fanfarronear, pero sin dar muchos detalles. Ya sabéis, cosas como: “a esa me la he tirado”, “joder, como se movía la tía” o “nos lo montamos en el rellano de su casa”. Pero ellas tienen toda la jodida información privilegiada: tamaños, tiempos de aguante, posturas, preferencias. Aunque parezca lo contrario, nos tienen catalogados como a putos insectos en un museo de ciencias naturales y juegan a comparar sus colecciones. A veces pienso que estaría bien asistir a alguna de sus reuniones, aunque nunca se sabe, la verdad puede ser dolorosa.

Bueno, mientras yo pensaba todo esto y me daba cuenta de que la maría que había pillado Triki ya me estaba haciendo efecto, Blas ya había pedido una ronda de chupitos para todos. Vino, cerveza, cubatas y ahora chupitos: la noche iba ser larga.
Llegados a este punto voy a explicar lo de los nombres. No es que intente ocultar las identidades de la peña, es que realmente entre nosotros nos llamamos así. Y todo viene de una fiesta de disfraces de hace bastantes años. Ya no recuerdo a quien se le ocurrió la genial idea de disfrazarnos de personajes de Barrio Sésamo, ni quien decidió echarle algo de química al gran barreño de sangría que habíamos preparado, pero la fiesta fue memorable y hay imágenes que nunca podremos borrar de nuestras mentes, las que acuden de forma recurrente cuando nos ponemos a contar batallitas: Espinete follándose por detrás a una Gallina Caponata en un coche, Epi y Blas dándose de ostias con un par de botellas de dos litros de coca-cola, una rana Gustavo semi-inconsciente vomitándose encima, la Peggy (¡Joder, si esa tía no necesitaba disfraz!) en pleno éxtasis y haciéndonos un striptease a Triki y a mí, que no podíamos parar de descojonarnos. Esa fiesta fue la ostia.

Mientras yo sonreía recordando estas escenas y Espinete gritaba con su voz cazallera y los ojos vidriosos “¡Esta ronda la pago yo!”, se abrió la puerta y entraron un grupo de Erasmus rubias, con gorros de Papá Noel y signos evidentes de ir muy ciegas y desinhibidas. Inmediatamente, nos miramos todos y supongo que pensamos lo mismo. Vaya, vaya, por lo visto la noche en el jodido agujero podía acabar bien…

IVAN BLANCO: La mujer silenciosa parte II. Luz y vacio.

En medio de estas vicisitudes misteriosas, he de contar ( para ser justo conmigo mismo ) que soy consciente de que no es un producto de mi imaginación. La oigo respirar, tiene un sonido muy dulce su forma de respirar. Y la he tocado. Es humana. En ocasiones cuando tenemos que utilizar el mismo camino y vamos en trayectorias contrarias , nos chocamos. Por lo general ella me deja siempre pasar. Tiene arte para ofrecer siempre ese lugar que te permite pasar sin obstáculo alguno. Y no es muda, porque por las noches la oigo hablar, habla en sueños. Debido a que respetamos áreas, me siento incapaz de acercarme lo suficiente para escuchar con claridad lo que sus labios cuentan. Pero su voz, es dulce.

Continuando con esta demencia, reconozco que con el debido tiempo ella ha abierto este silencio con una destreza digna de la sutileza oriental. Además ha ido desarrollando ciertas aficiones. Le gusta mirar por la ventana que da a la calle , peinarse y de vez en cuando, pintar paisajes bañados en abstracción. También disfruta cocinando pasta , leyendo o paseando por las calles de Orriols donde debe de respirar el ambiente urbano interracial , o sea : practicar el arte del siglo XX . Nunca sale por las noches a garbear su preciosa figura.

Pero como en todas las historias, el nudo de este desenlace se gesta ahora, entre la introducción ( o explicación inicial ) y con anterioridad a la conclusión. El hecho que origina este relato es que ella realmente ha comenzado a sobrecogerme desde hace aproximadamente un mes. Ha desarrollado una afición poco concordante con su ( posible ) personalidad que ejercita con soltura , naturalidad y una destreza extrema. Le encanta masturbarse en el sofá. Lo hace muy a menudo. Se tumba cómodamente y se empieza a acariciar con lentitud. Primero sobre la prenda principal que lleve, y a medida que la excitación aumenta , se acomoda aún más y se frota con más rapidez la zona vaginal. Luego se desprende de la ropa más superficial y lentamente se deshace de su ropa interior y acelera su forma de frotar combinándola con un movimiento circular centrado sobretodo en los labios ( me refiero a los vaginales , evidentemente ) de la matriz. Concretamente se centra en las partes exteriores de los labios, no en el clítoris. Ella llega al orgasmo así. Cuando ha cogido velocidad suficiente suele inclinar la cabeza hacia la derecha y el cabello cae por su propio peso al vacio, mezclándose así una maraña de cabellos que nacen, por lógica, en la cabeza y que se bifurcan en dos caminos : uno que termina en el vacío que existe entre el suelo y ella, y el otro, que recorre una dirección opuesta; desembocando en la barbilla donde los labios consiguen tocarlos y así ella es capaz de morderse las puntas del cabello cuando le poseen esos temblores que anuncian el comienzo del orgasmo. Le gusta acariciarse los senos y las ingles y cuando está en el momento de máxima satisfacción, su barriga estalla y esa ECLOSIÓN desencadena un movimiento , por otra parte ya característico y clásico, que consiste en la elevación estomacal rápida y directa formando entre la espalda y la superficie, un hueco de forma cóncava que fabrica con su vientre cuando el calor interno del orgasmo está apunto de convertirse en éxtasis y la piel, entonces, entra en erupción y en ese instante, la sensibilidad se convierte en la verdadera y única reina ( que precisamente eso, reina ) en el mundo donde nace , se desarrolla y perece el ser humano.

He de reconocer que cuando lo hace , yo también lo hago. Me encanta masturbarme cuando ella lo hace. Hacerlo al mismo tiempo. Lo que pasa, es que ella es mucho más asidua que yo al hecho “onanístico”. Reconozco que resulta grato llegar a casa después de un día de trabajo y encontrarse a una bella mujer masturbándose en el sofá. Le va por épocas, hay semanas que está todo el día y luego si no llega al orgasmo, desiste .Hay semanas que igual intercala día si y día no o de dos en dos. Siempre los días escogidos tienen algún tipo de relación. Es decir, que utiliza turnos rotativos de días maximizando siempre las épocas prósperas de actividad . Nunca alterna días sin sentido alguno. Al principio es agradable escuchar constantemente el estruendo de un gemido de una mujer en tu casa, pero reconozco que llega a agotar . Yo en esas épocas no le digo nada. Hay semanas que igual está todo un día en el acto en si, o igual está días sin tocarse. También depende de la regla. Además estoy ganando una bella e inmensa carisma en mi humilde edificio . Los vecinos creen que soy un fornicador nato. Lo que ocurre es que cuando me voy y ella sigue con el onanismo, también deben de pensar que es un poco puta. Pero he llegado a la conclusión de que me es indiferente lo que opinen de mi . He de reconocer ( y sé que el lector se lo estará imaginando ) que obviamente le he propuesto practicar el coito. Y nada. Como su silencio es inmenso y no contesta nunca a mis preguntas, no quiero penetrar el umbral del respeto y forzar una situación que requiere cierta delicadeza. Da igual, ya me he acostumbrado. Además sé que muchos desearíais tener una mujer bellísima en vuestra casa que se masturbase y gimiese con asiduidad y que poseyera una dulzura suave y al mismo tiempo sucia que acompaña desde una distancia prudente a su voz dulce e infantil.

A veces creo que cuando mira por la ventana, espera a alguien. Espero que no se marche con ( ese ) alguien y me deje sin avisarme con antelación, aunque fuera un aviso visceral, o visual, porque sé que del silencio, no me salvaré. A lo mejor espera a un gran fornicador. O quizá un día desaparezca , al igual que apareció. Entonces, si eso ocurriera, sólo quedarán los restos de los gemidos que una y mil veces habían sido disfrutados como si fueran bellas armonías por ese espacio de mi hogar. Gemidos que están impregnados en mi sofá y en mi mente para el resto de nuestras vidas. Si eso ocurriese , mi salón y mi sofá se desplomarían, creo que no lo resistirían.

Yo estoy bien asi. Nadie sabe que vivo con ella. No se lo he contado nadie. Y no se lo voy a contar a nadie, porque en parte si dijera que convivo con una mujer que es una onanista incansable y sin ningún tipo de pudor, mi hogar recibiría tantas visitas que no sería capaz de aguantarlas. Mi hogar sufriría una gran depresión, una invasión a la intimidad, una ruptura con lo que hay dentro y lo que coexiste fuera. Mi casa no es hospitalaria. Es celosa de su ambiente y de su olor y sobretodo, de su habitante más especial: ella.

Sigo intentando conversar con ella de vez en cuando. A veces me imagino que me habla y que me entiende. Otras veces, prefiero pensar que algún día de éstos alzará la voz y gritará efusiva ¡ te quiero!. Le he propuesto celebrar nuestro aniversario. Pero no es muy de celebraciones. Prefiere la masturbación a las celebraciones. Para ella la celebración máxima es la masturbación. Es su forma de celebrar la vida. Esa y no otra, es su forma de disfrutar el día a día rutinario y repetitivo. Y a eso lo acompaña con silencio. Yo intento hacer callar al silencio. El silencio es mucho más ruidoso que el propio ruido. Es ensordecedor. Un inagotable bullicio. Pero lo intento. Y nada.


Fin.