Valentia Fosca nace!


Al lector:

No es menester querer promover una actividad tan poco lucrativa y didactica como la escritura. Lo hacemos como última voluntad. Antes de que todos acabemos carbonizados por la mugre que habita en la capital del Turia. Como huímos de ella en pos de un bienestar fetén, no vemos mejor elección que antrincherarnos en la red y ser profanos en nuestra tierra. A través de nuestros personajes crearemos un submundo oculto. Carecemos de mala voluntad; pero no somos testigos mudos, más bien somos declarantes que denuncian su malestar. Somos un poco hijos de puta.



jueves, 5 de noviembre de 2009

Lalas Civa Santa. LA PERGOLA

El camarero se acerca a mí, me mira de esa manera que a veces te miran los hombres, no sé si calificarlo de sucia u obscena, la mirada.

Desde hace un rato, él, el cocinero y otro de los camareros se asoman desde la ventana para mirarme. Desenlazo mis piernas, el camarero se para, mira hacia atrás, y las vuelvo a cruzar, sigue su camino, pasa por delante de mí, me dedica una sonrisa tan grande como su cara. Yo apenas muevo levemente la comisura de mis labios. Cojo una servilleta y me seco una gota de agua con gas que se había quedado en suspensión. Me reclino ligeramente sobre el respaldo. Me vuelvo a poner las gafas de sol.

Frente a mí el cauce del río Turia hierve. Miles de piernas musculadas se tensan y destensan al ritmo de respiraciones desiguales.
No me he puesto medias y el sol calienta mi piel. La Alameda está hoy poco transitada, sin embargo la Pérgola está llena.
Algunos padres de familia con sus hijos se toman una cerveza y un aperitivo. Algunas señoras mayores toman el sol con sus sombreros nuevos. Algunos jóvenes extranjeros del norte, en pantalones cortos y camisa de tirantes, sonríen sorprendidos de que el sol aún tenga tanto peso en sus vidas a principios de noviembre.

Llevo media hora esperándola cuando la veo cruzar el puente del Real. Va pasada, se le nota al andar, desde lejos, da pequeños pasos dubitativos cuando llega al borde de la acera. Está a punto de cruzar el último paso de peatones.
Me aprieto con fuerza contra el respaldo. Me da un beso en la boca y lo primero que me susurra al oído es: tía, no llevas bragas. Al oirla mencionar estas palabras un escalofrío de placer recorre mi espalda. Siéntate, le digo. ¿Puedes?
Se levanta las gafas de sol y me mira con aire desafiante. Aún tengo cuerda para rato, me dice.

Nada más sentarse el camarero le pregunta qué quiere tomar. Se pide un Gin Tónic.
Lalas, que bien te veo, me dice.
Le respondo, te queda bien ese tinte nuevo. Ir de pelirroja siempre te ha favorecido.
Eso creía yo ayer cuando salí de casa, que me iba a comer el mundo, pero, mira, al final la noche se ha quedado rara.
Mujer, pareces habértelo pasado bastante bien.
El camarero deja el Gin Tónic sobre la mesa. Se queda embobado mirándome.
Me dice, ¿quieres tomar algo más? Esta consumición corre a cuenta de la casa.
Lo miro de arriba abajo. Es un chico unos diez años más joven que yo. Se le presiente una constitución atlética.
Le pregunto, ¿te pasas muchas horas en el gimnasio?
Más quisiera yo, el curro de camarero deja poco tiempo libre, pero intento ir todos los días, al menos media hora.
Tráeme un Martini, y ponme dos aceitunas, por favor.

¿Te lo estás ligando?
No tengo plan para esta noche, me apetece pegarme un revolcón con alguien joven y enérgico. Ya sabes, pasar una de esas noches que más que follar lo que haces es gimnasia.
Te entiendo.

¿Cómo va el curro?
No me hables, va de mal en peor. Están a punto de despedir a la mitad de la plantilla. Yo incluida, claro. Primero el ERE y ahora a la puta calle.
Deberías aprovechar para sacarte una oposición.
Pues, no te creas, me lo estoy pensando.
¿De verdad? ¿Tú estudiando para opositar? No me vengas con historias.
Como que no te venga con historias, tú te puedes follar al primer camarero que te sonríe porque no llevas bragas y yo no voy a poder opositar, no jodas.
Pasa un camión de bomberos con su sirena ensordecedora a todo volumen. El camarero sonriente me trae el martini. Mi amiga coge su bolso y saca del neceser un chivato de plástico.
Se chupa el dedo, lo unta de polvo transparente y le da un trago al cubata.

Si que está cargadito el Gin Tónic.
¿Has visto a ese chico francés?
¿Cómo sabes que es francés?
Con esa pinta sólo puede ser francés. Además, ¿quién puede pedir un vino rosado con hielo en esta ciudad, a estas horas de la mañana, sin ser francés?
Nos está mirando,
Te está mirando a ti.
¿A mí?
Mi amiga saca un espejito del bolso. Se mira. Se arregla el pelo. Se retoca los labios. Le echa un vistazo completo y directo al francés.
Si que es extraño tomarse un vino rosado con hielo a estas horas de la mañana.
El chico francés brinda a nuestra salud.
Nosotras le correspondemos alzando nuestros vasos.

Mi amiga vuelve coger el bolso y saca un paquete de tabaco de liar.
¿Has vuelto a fumar?
Con todo el tema del curro, estoy de los nervios. De hecho si salí ayer era para ver si me calmaba un poco. Ya sabes. Vas a la peluquería, te pones guapa, quedas con Elmir J. Siniestro para ir a hacerle una visita a Joselu's,
te pasas por el Raya Blanca, te encuentras con tu exnovio, vuelves a caer y echas un polvo con él en el water, con el culo en pompa, rápidito y pasada de rosca. Se te vuelve a correr dentro sin condón. Tú, hace tiempo que te tomas las pastillas anticonceptivas sólo para prevenir estos encuentros fortuitos. Él te vuelve a decir, mira, estamos en un momento de transición, es mejor que salgas con otros hombres. Me cago en la puta, otros hombres. Como si fuera tan fácil dejar de fumar.

Elmir J. Siniestro.INFLEXIÓN:PARTE III – EL RAYA BLANCA.

Caigo en las profundidades de Ruzafa. El hastío se vuelve constante y las posibilidades de follar se multiplican por un número que , maldita sea, es menor que cero. La puerta se abrió con una lentitud acorde con el ruido crujiente que suelen generar las puertas antiguas de las casas de barrios antiguos. Son poco confiadas las personas que abren la puerta de cualquier after que se precie. Es normal, YO por ejemplo, no abriría a alguien como a YO.

Al mismo tiempo que la puerta se va abriendo lentamente, aparece de la oscuridad el rostro blanquecino de una mujer que abre la puerta del Raya Blanca . Una mujer que ronda ya los cuarenta y tantos y que sostiene un pasado que se inició en el final de la época “rutera“ de mediados de los noventa. No ha podido despegarse del ambiente crápula, y ahora, consume su aproximación a los cincuenta en este after que le permite seguir manteniéndose en una linea que contiene ( pese a su finura ) un engendro repleto de droga, música máquina y aroma nocturno . Lleva unos vaqueros sucios y una camisa que promociona una gasolinera que a su vez promociona a un piloto de coches o de motos, ahora mismo no lo sé.

Me deja pasar la mujer. A al izquierda del local, junto a un pilar, diviso a Pastor Migra. Lleva un cerveza en la mano ; sólo bebe cerveza y es capaz de beber litros y litros sin emborracharse. Lo puedes ver alicaído o con los ojos cerrados, pero nunca tambaleándose , fumando , con su pelo largo y su barba extensa, con su compañero de lucha y fatiga ( Lolo ) y con su particular gesto de interrogante que se le aparece en la cara cuando a altas horas de la madrugada el cansancio le está librando una batalla entre un almuerzo en el bar del mercado de Ruzafa o una visita al Horno de los Borrachos. Tiene hambre. No sabes si se ríe o es que piensa. Tiene una cara muy particular mi amigo Pastor Migra. Nació en Benimaclet, y allí desarrolló toda su persona entre gitanos ( si, los que antes vivían en Benimaclet ) , cómics , literatura, porno y juegos de rol. Estudió Arquitectura y allí se pasó la friolera de catorce años. Yo no he conocido a nadie que acabara su carrera en catorce años….Dios mio, catorce años en el Poli… Y ahí está, tranquilo, muy tranquilo... en medio de la tempestad del Raya Blanca.


Pastor ha empezado a contarme como ha ido su noche hoy, no han hecho mucho, han acabado en el Excuse me? , han bailado garaje y no se han comido una mierda. Esa última información, en realidad , es el primer motivo de su estancia en el Raya Blanca. Pero hay una cosa que me inquieta , y es la repetitiva mirada que Pastor dedica a los personajes que están jugando al billar. Al final del Raya Blanca hay un billar americano, junto al baño. Cuando me acerco por allí parece que la música suene con menos fuerza. Me da la impresión de que la música se asusta frente al espanto que provocan grandes luchadores ( y veteranos ) nocturnos jugando al billar a las siete y media de la mañana. Como si la música se disculpara ante ellos. Esa área regentada por penitentes soñadores tiene la ventajosa aptitud de contener el volumen del sonido como si una mampara transparente la cubriera. Y en ese espacio, el sonido pide perdón. Un área tomada por veteranos guerrilleros que apuran sus últimas horas de un viernes cualquiera, en una Valencia cualquiera, en un espacio que no es sino , un nido de miles de historias, etcétera.

Pastor Migra da su particular visión de lo conseguido esta noche, hace balance de lo bueno y de lo malo, y prosigue con la disertación del rito de El Gran Buscador o el Misionero en busca de vivencia. Rito que se realiza tras un hallazgo importante logrado durante la noche:

He estudiado durante todos estos años una característica muy peculiar a la vez que reiterativa:

Cuando acudas al baño en lugares donde hayan personajes con clara actitud tóxica, ves al baño después de ellos. Nada más salir los personajes , ya debes estar preparado. En la puta cola del baño. No hace falta ni disimular ni parecer que no. ¿ Qué no?. No . Simplemente estar preparado. Acudes con normalidad y cierras la puerta. La función a desempeñar es la del misionero o buscador , como diría Lolo. La misión: encontrar restos. El por qué: porque los personajes de actitud tóxica suelen olvidar en los lavabos sus pertenencias o en-su-defecto su material de origen desconocido pero ilegal. Si el buscador encuentra algún material, lo deposita en sus bolsillos saliendo acto seguido del baño y dirigiéndose a la salida más cercana. El no-buscador, pondrá atención exhaustiva sobre él o los supuestos pertenecientes del material que el buscador ha encontrado y observará con detenimiento si los antiguos propietarios del material perciben el olvido y optan por acudir al baño en busca de lo extraviado o si por el contrario , siguen su rumbo. Si ocurre lo primero, el buscador en ese momento ya se encuentra a una gran distancia prudente del lugar del hallazgo .Si ocurre lo segundo, es decir, que el que olvida no es consciente de su despiste, la aventura llega a su fin, puesto que se verá finalizada cuando otra persona, ajena al grupo de participantes del juego de El gran buscador , acuda al baño posteriormente a la huída del buscador. Y en ese momento el buscador queda libre de toda sospecha por pura coherencia. Cuando eso ocurre , el no-buscador, llama al buscador para que juntos puedan hacer uso y disfrute del bien adquirido en equipo. El buscador, encuentra y huye. El no-buscador , vigilia y disipa dudas.

Amigos: Hoy hemos tenido un gran hallazgo . Y debido a la visita de nuestro querido Elmir, vamos a compartir los frutos recogidos durante la noche de hoy. Amigos mios, aquí tienen el premio a la constancia y a la vigilia crápula. Compañeros aquí tenemos: Nexus.


Continuará...